
El presidente boliviano, Rodrigo Paz, declaró una emergencia económica el miércoles por la noche y anunció una serie de medidas drásticas, entre ellas la eliminación de los subsidios a los combustibles y la flexibilización del régimen cambiario del país.
Las nuevas regulaciones representan una ruptura decisiva con más de 20 años de política económica socialista y buscan apuntalar las finanzas públicas mientras la inflación supera el 20%.
Paz dijo en la misma transmisión sorpresa junto a su gabinete que eliminar subsidios mal diseñados no significa abandono, sino orden, justicia y una redistribución real y transparente que permitirá generar recursos fiscales adicionales que serán compartidos entre el gobierno central y los gobiernos regionales.
La medida provocó un incremento de 86% en el precio de la gasolina y de más de 160% en el del diésel, los ajustes energéticos más abruptos en décadas. Los nuevos precios se mantendrán por seis meses antes de ser revisados.
Algunas estaciones de servicio en la ciudad de La Paz suspendieron ventas mientras los conductores se apresuraban a abastecerse de combustible subsidiado tras el anuncio, según reportes de medios locales.
































