Varios estudios coinciden en que la potencia oriental, como mayor acreedor del mundo y al ser el país más contaminante, tiene todas las condiciones para insertarse en ese esquema. ¿Cuál es la deuda argentina con Beijing?
El famoso canje de deuda por acción ambiental que promueve el gobierno podría encontrar en China, a un aliado ideal. Argentina ha aumentado su deuda un el gigante asiático un 40% en ocho años según datos del Banco Mundial, lo que lo posiciona como candidato para este tipo de canjes al igual que varios países de África y América Latina.
En un comunicado de prensa, la organización ambiental internacional Avaaz propone que la “Argentina es uno de los tres países (junto con Islandia e Irak) que tendría un superávit crediticio positivo al incluirse la variable climática en el análisis de las deudas soberanas de todas las naciones del mundo”.
La organización World Resource International (WRI por sus siglas en inglés), plantea como ideal la posición en que se encuentra China para plantear swaps por deuda ambiental a los países en desarrollo. Es que, entre 2019 y 2020, China se convirtió en el mayor acreedor del mundo, tiene en su bolsillo un tercio de la deuda mundial, y Argentina debe más de 16.000 millones de dólares con creces. Para el 2021, se convirtió en el cuarto país con mayor deuda en América Latina.
Por otro lado, WRI argumenta que China ha estado abierto a las negociaciones de deuda, sobre todo con países en vías de desarrollo. Entre 2000 y 2019, China canceló deudas de alrededor de 3,4 miles de millones de dólares con cero intereses a países africanos. En 2020, el país estuvo muy activo en el programa de implementación y extensión del servicio de suspensión de la deuda, planteado por el comité de desarrollo del Banco Mundial.
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Además, existen dos estudios fundamentales que apuntan hacia un futuro en el que China sea punta de lanza en la reducción de emisiones de carbono. El primero fue un estudio de la Universidad de Boston y el Centro de Políticas y Desarrollo Global (GDPC por sus siglas en inglés). Este estudio presenta un mapa en el que muestra los países con deuda a China y con posibilidad de canje.
Por otro lado, el Centro de Desarrollo y Financiamiento Verde de la Universidad Central de Economía y Finanzas China emitió una investigación publicada en el Centro de Iniciativas Verdes de la Franja y la Ruta (IIGF Green BRI Center por sus siglas en inglés) abona a la propuesta y recomienda siete puntos para que el país oriental implemente los canjes de deuda por naturaleza en su política fiscal internacional. El centro sugiere:
- Establecer una agencia de formulación de políticas a cargo de la cartera de canjes de deuda por naturaleza.
- Diseñar un programa integral de conversión de deuda bilateral.
- Desarrollar acuerdos de canje de deuda por naturaleza en consonancia con los objetivos de conservación del país deudor.
- Apalancar el cofinanciamiento en canjes de deuda por naturaleza.
- Comprometerse con otras partes interesadas para la creación de capacidad y la coordinación internacional.
- Identificar el importante papel de los canjes de deuda por naturaleza en la estrategia verde de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China.
- Mejorar la sostenibilidad de la deuda de los países de la BRI mediante requisitos más estrictos para proyectos futuros.
Algunas consideraciones
Todo suena hasta cierto punto idílico, solo faltaría que China genere estrategias y acuerdos concretos. Sin embargo, hay que tomar en cuenta algunas consideraciones. Primero que nada, este tipo de canjes pueden tardar mucho tiempo en consolidarse. Según el Centro de Iniciativas Verdes, la experiencia histórica indica que puede tardar entre dos y cuatro años en consolidarse este acuerdo bilateral.
Para el doctor Mariano Rabassa, investigador en economía ambiental de la Universidad Católica Argentina (UCA), hay dos puntos clave que la Argentina tiene que tomar para lograr este tipo de canjes. Primero, el factor de “adicionalidad”, que define como la capacidad de “comprobarle al país acreedor que sin el financiamiento solicitado no se puede generar el proyecto ambiental por el que se canjearía deuda”.
En segundo término, Rabassa considera que Argentina debe comprometerse en cumplir los objetivos planteados en el acuerdo para dar cierto grado de confiabilidad, tema en el que, para el doctor en economía, el país flaquea.
China ha sido criticado en diversas ocasiones por la poca transparencia cuando se habla de afectaciones al ambiente. Una de las últimas denuncias por parte de la Organización Latinoamericana Sustentable (LAS) y múltiples organismos ambientales de la región en las que destaca la colaboración de la Fundación de Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
Este reporte indica que “los instrumentos de evaluación ambiental y social del Banco de Desarrollo de China están desactualizados y atrasados respecto a otras instituciones financieras internacionales como el Banco Mundial o el Banco Interamericano de Desarrollo”. Y agregan que Argentina es la tercera nación de la región con mayor financiamiento chino para proyectos vinculados a actividades mineras y de infraestructura.
En ese sentido, ambos países deberán trabajar en acuerdos que involucren transparencia y receptividad para que este tipo de canjes puedan ser una opción asequible en el mediano plazo. Especialmente con la reciente suscripción y ratificación (por parte de Argentina) del Acuerdo de Escazú, que, por sobre todo, promueve la diafanidad en los acuerdos ambientales internacionales.