La ambientalista fue arrestada por protestar en contra de la expansión de la mina de RWE en la localidad de Lützerath en una protesta masiva. ¿Por qué fue tan conflictivo este caso?

La activista ambiental Gretha Thunberg fue nuevamente protagonista esta semana de una protesta ambiental en una pequeña localidad al oeste de Alemania: Lützerath. Si bien lo que se viralizó de la detención de la joven militante por el clima fue su foto de cuando fue desalojada por la fuerza del lugar por policías alemanes, su cometido se cumplió: hoy se está hablando de la situación en el poblado alemán y de los inconvenientes de la mina de carbón que se instaló allí y que pretende ampliar su producción.
Lützerath es una minúscula localidad situada en el distrito de Cochem-Zell, en el estado federado de Renania-Palatinado. A pesar de que se estima una población cercana a los 1500 habitantes, la empresa multinacional alemana de combustibles fósiles RWE, considerada una de las más contaminantes de Europa, ahora es la dueña de los terrenos que componen la pequeña aldea.
En octubre del año pasado, la mega empresa alemana había anunciado “el fin del carbón” en un plan de ocho años. “Al ser necesario más carbón en el corto plazo, causando un aumento en las emisiones de dióxido de carbono, necesitaremos una salida anticipada del carbón porque es la única manera de alcanzar las metas del país de protección climática”, declaró hace unos meses, el presidente de RWE, Markus Krebber, en conferencia de prensa. “Nosotros como RWE estamos haciendo una importante contribución, vamos a terminar la generación a base de carbón en 2030”, precisó.
Sin embargo, la llegada del invierno en tiempos de guerra y las sanciones impuestas por Alemania a Rusia propiciaron que aquellas declaraciones de la empresa se anularan. El gobierno del canciller alemán Olaf Scholz autorizó el reinicio de 27 plantas para ayudar a cubrir el faltante de energía hasta marzo de 2024. Esto permitió la expansión de RWE otra vez.
Dada su propiedad, RWE posee los permisos para proceder con su demolición para ampliar la mina a cielo abierto que actualmente existe a pocos metros de esta ciudad: un agujero de alrededor de 200 metros de profundidad, que se supone es la mina de lignito – un tipo de carbón que posee mayor poder calorífico que la turba- a cielo abierto más controversial de todo el continente europeo.
La excusa del gobierno regional que le otorgó el permiso: la necesidad de carbón para garantizar la seguridad energética de Alemania. La ministra de Agricultura de Renania del Norte-Westfalia, Mona Neubaur, explicó que “el carbón bajo Lützerath, muy dañino para el clima, hoy es necesario para la seguridad energética”. Así, como parte del acuerdo, el gobierno renunció al poblado a cambio de adelantar a 2030 la supresión del carbón en Alemania. Demasiado tarde, según los activistas, para cumplir el acuerdo de París.
El último reporte sobre uso de carbón de la Agencia Internacional de Energía (AIE), publicado a mediados de diciembre, estima que en el año que está terminando se habrán usado 8.025 millones de toneladas (Mt), la cifra anual más alta de la que se tenga registro. Algo que se preveía desde noviembre, durante la Conferencia de las Partes (COP 27) en Sharm El-Sheij.
Alemania, Italia, los Países Bajos, Grecia y Hungría han anunciado planes para prolongar la vida útil de las plantas de carbón, reabrir las que han estado cerradas o eliminar el límite de horas de funcionamiento del carbón.
Incluso antes de la COP, la AIE había previsto este fenómeno. “Esperamos que el consumo de carbón también aumente en la segunda mitad del año, impulsado por la necesidad de ahorrar gas para el invierno en medio de la incertidumbre sobre los flujos rusos”, dijo la agencia en su actualización del mercado de julio, publicada antes del cierre indefinido del gasoducto Nord Stream 1.”Alemania representará el mayor consumo adicional”, señaló.
Aun así el gobierno alemán reafirmó su compromiso con el cambio climático. “La eliminación del carbón idealmente para 2030 no está en duda”, dijo una portavoz del Ministerio de Economía alemán en un comunicado. “En el contexto de la situación de crisis, lo más importante es que aparentemente hemos logrado consumir significativamente menos energía en 2022, especialmente gas natural”. En el caso del carbón, hubo un incremento del 13,3%.
Con este panorama, pobladores y militantes climáticos, entre ellos la joven Thunberg, se congregaron esta semana en las inmediaciones de la ciudad con el objetivo de luchar para evitar que desaparezca del mapa.
Varios de los manifestantes denunciaron luego la dureza de la actuación policial en las redes sociales. Las fuerzas de seguridad, en tanto, aseguraron que sus hombres fueron recibidos con hostilidad. Incluso, desde el gobierno del canciller Olaf Scholz se condenó la actuación de los activistas que, según denunció el Ministerio del Interior, llegó a ser violenta y obstaculizó la labor de los equipos sanitarios.
Sin embargo, ninguna de estas versiones pudieron ser ratificadas por los equipos de noticias dado que, como ha denunciado el Sindicato Alemán de Periodistas, los medios de comunicación alemanes no pudieron informar desde el lugar de los hechos por tener el acceso restringido.