Para Moscú, las sanciones económicas impuestas por los países occidentales son responsables de la interrupción indefinida del suministro de gas vía el principal gasoducto hacia Europa.
El gobierno ruso decidió escalar un peldaño más el velado conflicto con la Unión Europea al cortar indefinidamente el envío de gas natural a los países del bloque a través del gasoducto Nord Stream 1, el principal “caño” que trae energía desde Rusia.
Es una señal clara de que el Kremlin está llevando su “guerra” con Occidente a otro nivel. Mientras en Ucrania el presidente ruso Vladimir Putin dispone el bombardeo a ciudades y objetivos civiles desde hace más de seis meses, con los países europeos aplica el “soft power”.
Y el tiempo juega a su favor. Con la llegada del invierno la situación se puso mucho más compleja para países como Alemania, Países Bajos, Italia o Francia, que ven en el corte del suministro una estrategia extorsiva por parte de Moscú.
Los intentos de reemplazar el gas ruso vía Azerbaiyán, que enviaría el fluido a través del gasoducto Transadriático, que cruza por Georgia, luego corre por Turquía hasta llegar a Grecia y al Mar Adriático hasta Italia, es un proyecto que aún necesita desarrollo e inversiones. Además, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev es visto por Occidente como un líder autocrático y un socio poco confiable.
La opción más certera parece ser la llegada de gas desde España a Francia y desde allí al resto del continente, cruzando los Pirineos, pero faltan obras. Si bien ya existen dos gasoductos que abastecen al país galo, para incrementar los envíos haría falta un tercer gasoducto, pero a su construcción, lo que pone en aprietos a Alemania, que sí quiere el gas español.
Mientras tanto, Rusia hace su juego. Pide en concreto que los países occidentales levanten las sanciones para habilitar la llegadada del gas ruso vía el gasoducto Nord Stream 1.
“Los problemas en el bombeo surgieron debido a las sanciones impuestas contra nuestro país y contra varias empresas por parte de los estados occidentales, incluidos Alemania y el Reino Unido”, dijo el lunes a los periodistas el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, de acuerdo a un despacho de la agencia de noticias estatal rusa Interfax.
Europa se encuentra hoy ante la mayor crisis energética en décadas y no logra salir de esa encerrona en la que la puso Vladimir Putin. La interrupción del suministro de gas a través del gasoducto Nord Stream 1, que conecta Rusia con Alemania a través del mar Báltico, volvió a disparar los precios europeos del gas esta semana.
El mayor temor es que los gobiernos europeos se vean obligados a racionar la energía durante el invierno.
Pero también hay impacto económico, dado que ante la disyuntiva de tener que cortar el servicio a residentes o industrias, la situación podría llevar a un corte en la cadena de suministro de las empresas, lo que gatillaría una recesión en la región, en momentos en que el continente ya atraviesa un rebrote inflacionario.
Consultado sobre si el bombeo de gas a través de Nord Stream 1 dependía completamente de las sanciones y si los suministros se reanudarían si se levantaran o relajaran, Dmitry Peskov respondió: “Por supuesto. Las mismas sanciones que impiden el mantenimiento de las unidades, que impiden que se muevan sin las debidas garantías legales, que impiden que se den esas garantías legales, etcétera”.
“Son precisamente estas sanciones que los estados occidentales han introducido las que han llevado la situación a lo que vemos ahora”, amenazó Peskov.