El titular de Minería e Hidrocarburos de la provincia reconoció que el país quedó detrás de Australia en la producción del mineral. Las principales demandas: el peso de una ley de electromovilidad y acuerdos con otros países para una eventual fabricación.

El gobierno de la provincia de Jujuy reconoce que el país, en el último tiempo, perdió terreno en el mercado del litio ante un crecimiento notorio de Australia, otro de los países que tiene un mayor recurso de este mineral en el mundo. En el norte entienden que, como están arrojadas las cartas hoy, la posibilidad de una Argentina competitiva en cuanto a fabricación de baterías, es lejano.
“La provincia y la región, en los últimos seis años, cuando se decía que acá estaban los recursos más importantes de litio y que íbamos a ser el principal abastecedor, ocurrió que Australia pasó a copar más del 50% del mercado a nivel mundial y Argentina no logró trepar arriba del 10% o 12% del mercado mundial”, dijo Miguel Soler, secretario de Minería e Hidrocarburos de Jujuy, consultado por EOL, en una jornada organizada por Amcham Argentina (Cámara de Comercio de EE.UU. en Argentina).
El funcionario jujeño señaló que la industria alrededor del litio necesita del sostén de la ley de electromovilidad y que el país “tiene la obligación de desarrollar nuestros recursos para el bienestar de la gente en lo que es la cadena de valor aguas arriba. Tanto la provincia como la región de Jujuy, Salta y Catamarca y el país queremos llegar a agregar valor en la fabricación de baterías”. No obstante, remarcó que, “como lo sostienen informes y estudios, el litio es solamente el 6% del material que se requiere”.
Esto obstaculiza, según consideró él, la idea de un escenario cercano en el que Argentina pueda posicionarse como un protagonista relevante en materia de fabricación de baterías. “Si realmente queremos fabricar baterías –señala Soler– debe haber convenios de transferencia de tecnología, desarrollo en ciencia y técnica para planificar cómo vamos a hacer las baterías. Por esto es tan importante la ley de electromovilidad, porque una vez que tengamos las baterías las vamos a tener que poner en algún vehículo, entonces tenemos que fomentar ese consumo”.
Un incentivo al consumo en el que insisten desde hace tiempo varios de los fabricantes locales que quieren desarrollarse en torno a la movilidad eléctrica, pero que se topan con los impedimentos evidentes que resultan de la necesidad de importar gran parte de los componentes con los que cuenta este tipo de movilidad. Costos que después se trasladan a precios que luego no pueden competir con los productos del extranjero.
En otra oportunidad, desde la cartera de Energía de Salta, también productora de litio, explicaron a EOL que el litio es apenas uno de los componentes que se necesita para la fabricación de baterías. Partiendo del marco que detallan las provincias productoras, el escenario actual lo sigue ubicando a Argentina como un país, sobre todo, proveedor de un insumo.
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Soler subrayó que “una batería puede consumir litio, cobalto y níquel; puede consumir litio, hierro y fosfato. Diferentes elementos que hoy Argentina no produce. Es un asunto que se tiene que definir nuevamente. Requiere políticas de Estado y una macroeconomía que funcione”.
Al no generar todo lo que hace al producto final de una batería, enfatizó que, a través de la Mesa del Litio, el país debe trabajar en conjunto con las provincias para que este desarrollo pueda ocurrir, “entendiendo que también va a hacer falta acuerdos a nivel regional con otros países, y no sólo de Latinoamérica, a partir de la tecnología con la que se vaya a construir”.
Según indicó, “lo más importante es que no se corte una cadena de valor por no tener la otra. Que no se diga que no vamos a tener minería porque no podemos tener baterías, ya que hoy en día la minería per se genera un importante valor agregado”.
En línea con esta idea, dijo que la salmuera que está bajo tierra “vale cero, no vale nada”. De este modo, si existe la posibilidad de producir carbonato de litio, generar empleo, proveedores, bienes y servicios, “ya nos comienza a posicionar en un espacio desde el que nos va a ser más fácil llegar a la fabricación de baterías”. Pero para que eso suceda, insistió el jujeño, hace falta una ley de electromovilidad que sostenga este propósito, es decir, “políticas de Estado de largo plazo”.