El ex ministro se fue justo a una semana de firmar el contrato de financiamiento que ahora deberá volver a foja cero para ser revisado por Batakis en profundidad.
El proyecto de las represas de Santa Cruz sufrió un nuevo coletazo por el recambio de gabinete del último fin de semana. Martín Guzmán se fue justo a una semana de firmar el contrato de financiamiento que ahora deberá volver a foja cero para ser revisado por Silvina Batakis en profundidad.
“Se iba a firmar en China esta semana y, la semana que viene, cuando Guzmán volvía de su reunión con el Club de París, lo iba a firmar él. El timming no es casual, Guzmán nunca quiso hacerse cargo de este proyecto”, sostienen a EOL fuentes allegadas al área.
Si bien la lectura que hacen quienes están encargados de la obra es que Batakis estará más alineada con el proyecto por su buena sintonía con el kirchnerismo, es normal que se tome un plazo considerable -que difícilmente baje del mes- para poder analizar un tema tan complejo.
[Exclusivo: se destraba el financiamiento de las represas de Santa Cruz]
Se trata de una obra muy complicada que siempre despertó temor tanto en Gustavo Béliz como en Martín Guzmán por posibles inconvenientes legales a futuro. “La obra está floja de papeles”, reconocen en el Gobierno.
Es por eso que ambos funcionarios se pasaron la pelota durante estos dos años y medio para no poner la firma final. La pulseada la terminó ganando Béliz, quién debía hacerse cargo por cuestiones de mérito y competencia, pero que negoció trasladarle la rúbrica a Economía a cambio de “priorizar” el proyecto, un paso legal necesario que deja asentada la “opinión favorable” del Estado antes de dar inicio a un proyecto financiado por organismos internacionales o por Estados extranjeros.
En la Rosada afirman que Guzmán terminó cediendo ante Béliz solamente porque sabía que se iría antes de firmar. Pero en el caso de Batakis, sería totalmente lógico que rechace este acuerdo y exija que pase a la órbita de la Secretaría de Asuntos Estratégicos (SAE), donde realmente pertenece.
La cuestión es que, más allá de los recelos que existen entre el kirchnerismo y Béliz, en el Instituto Patria saben que lo único que lograrían transfiriéndole la responsabilidad de la suscripción del convenio sería terminar de paralizar la obra.
Por eso, es muy probable que presionen a Batakis para que acepte los términos establecidos. El lado positivo para la nueva ministra, es que su rúbrica liberaría el ingreso de más de 3.000 millones de dólares, de los cuales 500 millones llegarían de forma inmediata, un oxígeno vital en este momento de reservas internacionales escasas.
A su vez, como anticipó EOL en exclusiva, destrabaría por lo menos otros dos créditos con China por 2.500 millones de dólares: 1.300 millones para realizar la segunda parte del gasoducto Néstor Kirchner y 1.200 millones destinados a construir nuevas líneas de alta tensión, dos grandes cuellos de botella en el sector energético.