Las elecciones presidenciales de Brasil determinarán la continuidad o el giro en una política energética que tiene mucha influencia en la Argentina. Las propuestas de cada candidato.

La primera vuelta de las elecciones en Brasil dejó la sorpresiva buena performance electoral del presidente Jair Bolsonaro, frente a un Luiz Inacio “Lula” da Silva que, aunque se alzó con el triunfo temporal por 48,4% contra 43,2% del actual mandatario, aparece como un ganador menguado en su poder fuego.
Con visiones disímiles de la política, la economía y las cuestiones sociales, probablemente el tema que más divide sus visiones de lo que hay que hacer y cómo hay que hacerlo se encuentre en el plano energético. Es un sector clave para un país que busca jugar en las grandes ligas y que además mueve decenas de miles de millones de dólares.
Apenas 24 horas después del escrutinio del domingo pasado, los portales económicos del mundo reflejaron los movimientos en las acciones del gigante Petrobrás (Petróleo Brasileño S.A.), ganando posiciones por el escenario político que abrieron los comicios.
Casi como un remake de los años 90, los dos principales candidatos a quedarse con el sillón mayor del Palacio del Planalto mantienen posiciones diametralmente opuestas en materia energética, con las privatizaciones en el centro de la escena.
Las acciones de Petrobrás “van camino de su mejor día desde agosto de 2021 después de que el expresidente izquierdista Luiz Inacio Lula da Silva no ganara en la primera vuelta de las elecciones de Brasil, lo que podría empujarlo a adoptar una postura más moderada”, señaló Fernando Valle, analista de Bloomberg Intelligence.
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En ese sentido, se destaca que las acciones preferentes de la petrolera ganaron hasta un 9,5% en Sao Paulo el lunes. La clave para comprender este desempeño fue el resultado electoral “más cercano a lo esperado”, junto a una suba del 4% en el precio del crudo Brent de Mar del Norte y referencia, tanto en Brasil como en Argentina.
Privatizaciones sí o no
La línea divisoria entre Lula y Bolsonaro pasa, en materia energética, por el impulso a las privatizaciones de Eletrobras, la mayor compañía eléctrica de América Latina, que el actual gobierno brasileño realizó en junio pasado, y el intento de avanzar en el mismo sentido con Petrobrás.
En plena campaña Jair Bolsonaro se comprometió a seguir adelante con el programa de privatización si gana las elecciones, mientras que Lula se mostró partidario de usar las empresas estatales como factor estratégico para empujar, con recursos públicos, al gigante económico de la región.
“Es posible que ahora Lula deba volverse más centrista para apuntalar el apoyo antes de la segunda ronda de votaciones el 30 de octubre”, sostuvo Bloomberg Intelligence.
Juego abierto
Pese a ello, Lula y su equipo de asesores en energía buscan “revitalizar a Petrobras” como empresa estatal, con inversiones adicionales en refinación, energía renovable y una expansión internacional.
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Si lograra hacerlo, daría vuelta casi una década de recortes de costos y una mirada de corto plazo en los “campos más rentables de Petrobras en aguas profundas”. Esto ha permitido a la empresa reducir su deuda, a la vez que aumentar las ganancias y los dividendos.
Lo que ocurra con Petrobrás no es un dato menor para la economía brasileña. Ya durante la campaña electoral Lula acusó a Bolsonaro de subir fuertemente los precios de la gasolina, que el Presidente buscó contener recortando impuestos a los combustibles para bajar los precios en surtidor. Hacia adelante la política de precios estará sobre la mesa.
En cuanto a Eletrobrás, la campaña giró en especial en redes sociales en torno al hashtag #ReestatizaEletrobras. Antes de la apertura al capital privado el Estado brasileño tenía un 60% del paquete accionario, pero con el ingreso de accionistas privados bajó su participación hasta el 45%, perdiendo así la mayoría en el directorio.
Fundada en 1962 y desde entonces en manos del sector público, la compañía ahora es controlada por Singapore GIC de Singapur, la canadiense CPPIB y 3G Radar de Brasil.