Al aumento de consumo por la época invernal, se suma una decisión originada en el Gobierno de Macri y la inacción del actual
No son pocos los que se están preguntando cómo es posible que el usuario perciba un aumento en la factura de gas, si las tarifas están congeladas desde abril del año pasado. Y una de las respuestas se encuentra en que las licenciatarias distribuidoras de gas, como Metrogas o Naturgy, recategorizan a sus clientes, lo que implica un aumento en los cargos fijos y en los montos variables por metro cúbico.
Como es sabido, el estar más tiempo en los hogares debido a la pandemia implica un mayor consumo de gas. Si tomamos como referencia a junio, el registro de Enargas indica que el consumo residencial en la Ciudad de Buenos Aires subió un 20,1% en el interanual. En la provincia de Buenos Aires, ese diferencial fue de 15,6%.
Sin embargo, el shock generado con la llegada de la última factura no sólo se explica a raíz del incremento de consumo a raíz de la pandemia o producto de un invierno cuyas temperaturas promedio fueron más bajas que las registradas en 2019, sino también en el efecto tardío de una medida tomada por el ex secretario de Energía macrista, Gustavo Lopetegui.
A fin de atenuar el impacto en el bolsillo durante los meses de campaña, la gestión anterior dispuso un “achatamiento” de la tarifa, al aplicar un descuento del 22% en los meses de invierno que debió abonarse en el verano, donde por una cuestión estacional el consumo de gas disminuye drásticamente. Este diferimiento le costó al Estado unos $2.500 millones en concepto de intereses por el costo financiero que significó para las compañías el hecho de recibir el mismo dinero seis meses más tarde.
Con este escenario de fondo, el congelamiento de tarifas hasta diciembre de este año estipulado por el gobierno de Alberto Fernández no puso sobre la mesa la posibilidad de una medida similar para amortiguar el clásico salto de las facturas durante la época invernal.
El problema fue que la decisión de no “aplanar” la factura invernal, sumada a la modificación de hábitos por el Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio y un clima más hostil a lo habitual, no sólo generó un aumento tarifario proporcional al mayor consumo, sino uno mucho más alto producto de la recategorización mencionada.
Cada usuario se ubica en una categoría de acuerdo a sus niveles de consumo, que tiene distintos precios por metro cúbico demandado. Por eso, ante un salto a una categoría mayor, el impacto es doble: se paga más porque se consume más, pero también se paga más porque el precio de cada metro cúbico es superior.