Alrededor de 30.000 participantes asistieron a la primera semana de la Conferencia de las Partes en donde se dieron varios discursos, especialmente orientados al financiamiento climático. La expectativa por la llegada de Biden.
A cinco días de iniciada la Conferencia de las Partes número 27, el aire de negociación plantado en la paradisiaca ciudad costera de Sharm El-Sheikh muestra un prioritario énfasis en el financiamiento climático para adaptación, mitigación, y para pérdidas y daños.
Sin embargo, desde antes de comenzar el evento, muchos activistas y políticos han visto con sospecha dicha conferencia. Una de las voces más destacadas en el sector, Greta Thunberg, se negó a asistir jactando la reunión de “mentiras, trampas” y un evidente greenwashing. Algo que no ha podido desmentirse aún. Los primeros dos días consistieron en discursos en las reuniones de alto nivel, y a partir del miércoles, varios mandatarios se fueron y dejaron a sus respectivos encargados para realizar las negociaciones.
Desde los discursos iniciales, los representantes de los países asistentes apuntaron a la necesidad de afianzar eso: el financiamiento. Uno que durante al menos cuatro años ha sido motivo de evasión, especialmente por parte de los países desarrollados.
Acuerdos y participación de América Latina
Esta es una COP en la que pocos mandatarios asistieron, especialmente hablando de América Latina. En los primeros días solo hubo presencia de Gustavo Petro (Colombia), Nicolas Maduro (Venezuela), Mia Mottley (Barbados), Gaston Browne (Antigua y Barbuda) y Surinam (Chan Santokhi).
Argentina incluso, envió a Cecilia Nicolini, secretaria de Cambio Climático en representación. El gobierno nacional no envió a su ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Juan Cabandié. Algo que justificó a EOL con una frase corta: “Por motivos de agenda”, seguido de un silencio absoluto.
En general, la región ha carecido de presencia dentro de la llamada “COP africana”, aunque ha mostrado iniciativas de unidad. Una de las más importantes se presentó este miércoles que planteó una iniciativa de unidad entre los países de la región a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC). Una organización que no incluye a Brasil.
La región también se vio involucrada en la alianza para frenar la pérdida de bosques y la degradación del suelo para 2030. En esta iniciativa, Costa Rica, Ecuador, Guyana y Colombia fueron unos de los 22 firmantes. Sobre esa misma línea, los mandatarios colombiano y venezolano, Gustavo Petro y Nicolás Maduro plantearon reavivar el Tratado de Cooperación Amazónica, iniciado en 1978 y dejado casi en el olvido.
Algunas organizaciones ambientales y periodistas presentes juzgan con sospecha dichas iniciativas. Principalmente porque los primeros días conjuntados en las llamadas “reuniones de alto nivel” consisten en líneas discursivas altamente seductoras, pero que carecen de concreción. A partir del jueves iniciaron las negociaciones, donde todos esos discursos se ponen en la mesa.
Uno de los anuncios más recientes fue el que Cecilia Nicolini dio el mismo jueves en el que compartió ante la vista internacional el nuevo Plan Nacional de Mitigación y Adaptación, y la Estrategia de Desarrollo Resiliente con Bajas Emisiones a Largo Plazo. Durante la COP pasada, Juan Cabandié había prometido terminar dicho plan que fungiría como una “hoja de ruta” para la transición energética, productiva, e incluiría estrategias de adaptación y mitigación.
Este documento fue publicado en conferencia por el presidente, Alberto Fernández con el ministro de Ambiente y la secretaria de Cambio Climático. La conferencia fue esporádica y la prensa no fue invitada. El primer documento consiste en “250 medidas e instrumentos que el país tomará hasta 2030 para responder a los impactos del cambio climático y reducir sus emisiones de GEI”, según explica la Fundación Ambiente y Recursos Naturales (FARN).
FARN crítica que dicho “plan no detalla cómo sus 250 medidas se traducen efectivamente en un sendero de emisiones que conduzca a este objetivo”, por lo que cae en múltiples ambigüedades. Mismas que existían previamente, y que con este documento se pretendían resolver.
Por qué una “COP Africana”
Entre los pasillos de la COP, la mayoría de los estantes son de países africanos. Según reportan algunos periodistas, también son los que muestran más apertura a dialogar entre pasillos, fuera de los actos oficiales. Principalmente se puede deber a dos razones: la cercanía geográfica y, por otro lado, porque aquellos países han sido los más afectados por el cambio climático.
Un reciente reporte de la organización británica, Christian Aid, estimó que con las actuales políticas climáticas, los países africanos podrían sufrir una pérdida del 20% del PIB para el 2050 y hasta un 64% para el 2100. A su vez, la tasa decreciente en el producto interno bruto deriva en una menor posibilidad de financiamiento para actuar ante el cambio climático.
Según la organización, Periodistas por el Planeta, 85 compañías de seguros africanas se comprometieron a aportar 14.000 millones de dólares en el marco de la puesta en marcha del Fondo Africano contra el Riesgo Climático para proteger a las comunidades contra las inundaciones, las sequías y los ciclones tropicales.
Las negociaciones se centran en pérdidas y daños
El miércoles fue el primer día de negociaciones de la COP 27. Después de dos días de reuniones de alto nivel, comenzaron los puntos nodales de la conferencia. Los que determinarán qué sí y qué no se cumplirá de todo lo que se dijo entre el domingo y el martes pasados. Como se había mencionado con anterioridad, el punto central de las discusiones se relaciona con el financiamiento. Pero aquí hay que detenerse un momento para comprender a qué se refieren con eso.
Desde el 2019, los países del norte global se comprometieron a apoyar en el financiamiento de la transición energética de los países del sur global. Especialmente porque los últimos son las principales víctimas del cambio climático y los primeros, los principales responsables. Es por eso que se había acordado dar 100.000 millones de dólares anuales por cinco años consecutivos para impulsar la transición energética, la adaptación al cambio climático y la mitigación de los gases de efecto invernadero.
Sin embargo, este dinero nunca llegó. Durante la presente COP, especialmente los países del sur global están generando una presión constante para que este financiamiento se consolide, pero esto es solo el inicio. Durante esta conferencia también se exige incluir financiamiento para las pérdidas y daños. En otras palabras, todas esas consecuencias del cambio climático que ya han devastado varias partes del mundo, y que ni con la adaptación, ni con la mitigación son suficientes. Este punto se convirtió en uno de los temas centrales dentro de la primera semana de la COP 27.
Periodistas por el Planeta aseguran que “prácticamente ningún nuevo compromiso financiero”. De los pocos financiamientos destacables entran 24 millones de dólares canadienses que no son ni una décima parte de lo que se calcula como necesario. Según un estudio respaldado por la London School of Economics, se requiere un billón de dólares anuales de financiamiento climático en el mundo.
Una sorpresa vino del país menos sospechado: China. El gigante asiático anunció que ayudaría a los países en desarrollo para atender las pérdidas y daños. Esto fue una grata novedad, ya que este financiamiento era solo solicitado a países desarrollados y China, hasta ahora, es considerado en vías de desarrollo. Aun así, este país es uno de los mayores emisores de GEIs del planeta.
Harjeet Singh, jefe global de Estrategia Política de CAN Internacional declaró que “Estados Unidos no sólo es el país más emisor históricamente de gases de efecto invernadero a nivel global. También es el país que históricamente más ha bloqueado el tema de pérdidas y daños en las negociaciones”, así lo reportó la periodista climática, Taís Gadea Lara desde Sharm El-Sheikh.
Durante los primeros días en la conferencia, hubo comentarios acerca de que Estados Unidos aprovechó el espacio de la Conferencia del Cambio Climático para generar alianzas con Reino Unido para el suministro de gas. Rishi Sunak, primer ministro británico, está a punto de anunciar un importante acuerdo de gas entre EE. UU. y el Reino Unido en una “asociación de seguridad energética” después de la cumbre climática COP27 en Egipto. El principal motivo de este acuerdo es la invasión de Ucrania que ha generado preocupaciones sobre el suministro de gas a Europa este invierno. National Grid ha advertido sobre apagones continuos de tres horas en circunstancias extremas y demás dificultades para lo que parece ser una de las temporadas más difíciles de los últimos tiempos.
Sin embargo, hoy viernes, Joe Biden arribó a Sharm El-Sheikh y dio un sorpresivo discurso en el que reafirma su compromiso para continuar y reforzar los compromisos de Estados Unidos para financiar la transición energética en el mundo. “Estamos apoyando el Global Shield, una iniciativa del G7 para proteger países vulnerables específicamente afectados por la crisis climática. Una de las sociedades que ya trabajamos es la que entablamos con Angola para invertir 2.000 millones de dólares para construir dos plantas solares”, declaró el mandatario. Anunció que también ayudaría a financiar otros países como Egipto.
Biden agregó que se comprometerían a reducir la producción de metano y la inversión en la protección de la biodiversidad y luchar en contra de la deforestación. “Tenemos que tener claro que no necesitamos nueva tecnología para conservar nuestros bosques. Solo tenemos que entender que los bosques son más valiosos cuando están preservados que cuando están destruidos, es así de básico”, agregó. El presidente estadounidense anunció que también ayudaría a los países del sur a mantener su biodiversidad.
Uno de los anuncios más importantes es que están comprometidos con mantener la temperatura por debajo de los 1,5°C. También anunció que ayudaría a financiar el reparo por las pérdidas y daños por los impactos ya visibles del cambio climático. Según el periodista, Fermín Koop, los temas más importantes para los siguientes días serán la conferencia de prensa del gobierno chino (con ausencia del presidente Xi) y el lanzamiento del Global Carbon Report que actualizará el aumento de temperatura a nivel global. Hasta ahora, es sabido que hubo un aumento de 1,2°C desde épocas preindustriales.
¿Derechos humanos asegurados?
Desde el inicio de la COP 27, varios activistas, organizaciones multilaterales y periodistas han denunciado la falta de transparencia y el afán por el control que el régimen egipcio encabezado por Abdelfatah Al-Sisi demuestra dentro y fuera de las puertas de la conferencia.
Una de las primeras alarmas fue la de Greta Thunberg que por primera vez de varios años decidió no asistir a la conferencia. Justificando que aquella COP es “un paraíso turístico en un país que viola muchos de los derechos humanos básicos”. “El espacio para la sociedad civil va a ser extremadamente limitado. Es importante dejar espacio para aquellos que necesitan estar allí. Será difícil para los activistas hacer oír su voz”, aseguró.
Especialmente para los activistas que llegan a la COP para generar presión, este país es particularmente castrante. Desde 2013, Egipto promulgó la ley antiprotestas, que como su nombre lo dice, prohíbe coercitivamente cualquier tipo de demostración de inconformidad pública. Tan es así, que el miércoles pasado, la reconocida activista por los derechos humanos, Sanaa Seif denunció dentro de la conferencia al régimen, confesando el temor que tiene por el bienestar de su hermano, que había sido capturado por el gobierno egipcio, y que se niega a demostrar la condición de salud del detenido. Durante la denuncia, dos “ciudadanos egipcios”, que Serif catalogó como “miembros del gobierno”, la interpelaron y criticaron mientras ella hacía su denuncia.
Pero esto no se detiene ahí. Periodistas como Taís Gadea Lara denunciaron en redes la intimidación de los cuerpos de seguridad egipcios. “Siempre que queremos hacer un live o una grabación, terminamos teniendo a dos egipcios al lado nuestro escuchando todo”, escribió en Twitter hace unos días.