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Refinería La Plata: recorrida por el complejo de downstream más importante del país

EOL visitó el polo refinador emblema de YPF. Conocé todos los secretos de la gigantesca planta de 450 hectáreas y las obras que se están encarando para poder procesar más petróleo de Vaca Muerta.

El mote de refinería le queda chico, aunque todo el mundo energético lo llame por ese nombre. Es por eso que, al menos en términos oficiales, la denominación de este polo de downstream que está entre los más grandes de Sudamérica fue ampliada a “Complejo Industrial La Plata”.

Con una superficie mayor a la de la ciudad de Ensenada, en sus casi 500 hectáreas se ubica un polo petroquímico que desarrolla 37 productos, una planta de lubricantes, una terminal de despacho que envía más de 100 camiones cisterna diarios con capacidad de 37.000 litros cada uno a todo el interior de la Provincia de Buenos Aires, una central eléctrica de Cogeneración, un laboratorio, tanques de almacenamiento, 26 plantas de proceso y 8 plantas de servicios auxiliares. Todo eso sin mencionar los activos del parque refinador, el corazón del negocio de YPF.

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Durante el día, el complejo adquiere un ritmo de vida propio de una ciudad. Dependiendo de la cantidad de obras que se estén encarando, llegan a trabajar entre 4.000 y 6.000 personas que se desplazan de un punto a otro gracias a un servicio de combis que permanece en constante actividad. El movimiento es tan intenso que las diferentes calles del predio no sólo tienen señales de tránsito, sino también carteles nomencladores en cada esquina para facilitar el sentido de la ubicación.

El paso a paso de la ruta del petróleo

La visita de EOL comienza por “la cabecera”. Así le llaman los refineros ypefianos al punto logístico que recibe el petróleo crudo de los yacimientos y lo despacha como combustible una vez terminado todo el proceso a lo largo de su sistema de poliductos.

Del insumo recibido, en promedio, un 45% proviene de de las cuencas Golfo San Jorge y Austral. Esta “mezcla nacional”, como es denominada, viaja en barco hasta el puerto de Bahía Blanca y allí se inserta en el poliducto de 32 pulgadas y 500 kilómetros que, además de abastecer a la refinería de La Plata, continúa hacia el norte para proveer a la planta de Raízen en Dock Sud y a la refinería de Axion en Campana.

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El otro 55% llega desde Neuquén a través del oleoducto que opera Oldelval -que luego empalma con el poliducto mencionado que nace en Puerto Rosales- y, si bien se trata de un crudo liviano de mayor calidad, la revolución del no convencional en Vaca Muerta está modificando su composición y obliga a realizar una serie de obras para poder procesarlo.

“Hoy estamos en 70% crudo no convencional (del porcentaje que viene de la cuenca neuquina), por eso estamos revampeando el Topping D y haciendo adecuaciones en el Topping 4”, nos explica Pablo Rizzo, Gerente del Complejo Industrial La Plata.

La obra de casi 150 millones de dólares permitirá solucionar los cuellos de botella en el horno y en el sistema de condensación que se producen por el “excesivo” rendimiento de componentes livianos que genera el shale de Vaca Muerta. Para ello, se instalarán una serie de intercambiadores de calor y una torre desnaftadora que estarán operativos para el 2023.

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El otro gran desafío que menciona Rizzo son las nuevas especificaciones de combustibles para minimizar emisiones en el marco de la transición energética mundial y la sustitución de importaciones de gasoil grado 3, la variante “premium” que más depende de las compras al exterior. En ese sentido, están trabajando en un revamp magnaforming y en una nueva planta de hidrotratamiento para obtener productos de mayor calidad.

¿Cómo llega el combustible ya procesado a las estaciones de servicio?

Una vez que el crudo ya fue refinado; pasando por las unidades de destilación, la conversión con craqueo catalítico o coke, el upgrading y el blending que terminó de dar forma a los diferentes tipos de combustibles que surgen de la refinería; la gran mayoría vuelve a la “cabecera logística” para ser enviado vía poliducto a la terminal de despacho de La Matanza, la encargada de abastecer a todo el AMBA mediante camiones cisterna.

Del resto, una parte es enviado por barco a la Patagonia y a la Mesopotamia para abastecer a esas regiones, y otra viaja por la red de 1.790 km de poliductos hacia el noroeste de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, San Luis y Mendoza. En total, la refinería La Plata tiene una capacidad de procesamiento equivalente a 189.000 barriles diarios y produce el 52% del combustible Jet A1 para los aviones, el 39% del gasoil y el 41% de las naftas sobre el total de producción nacional.