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Se calienta el debate sobre el hidrógeno de origen nuclear en la Unión Europea

No hay acuerdo sobre qué considerar en las metas de la ley de renovables, en un escenario en el que cada país parece atender sólo su juego.

Siete países de la Unión Europea volvieron a manifestar enfáticamente su oposición a la normativa que permite contabilizar el hidrógeno generado de fuente nuclear en las metas de generación que surgen de la ley de renovables del bloque.

Liderados por Alemania, los países consideran que no debe incluirse a la energía nuclear en el cálculo de combustible verde para el transporte (artículo 8 de la Directiva del Gas), y así lo dejaron por escrito en una carta enviada a la Comisión Europea la semana pasada.

La medida pone de manos nuevamente a un conjunto de países con el grupo capitaneado por Francia, que impulsa el hidrógeno derivado de fuente nuclear.

Entre los analistas madura la idea de que, incluso en el marco de la nueva ley de renovables de la Unión Europea, será virtualmente imposible cumplir con las metas, si sólo se admite considerar la energía renovable para producir hidrógeno verde.

Es que la UE no produce suficiente electricidad renovable para generar suficiente hidrógeno verde. De manera que, sin hidrógeno de origen nuclear, no se alcanzarán los objetivos de hidrógeno previstos y el bloque deberá depender de las importaciones de hidrógeno verde de fuera de la UE.

Tras un año muy duro en materia energética en la UE, por las restricciones a que se vio sometida debido a la menor importación de gas ruso luego de las sanciones de Occidente, la eventual nueva dependencia produce una gran frustración.

Países en pugna

“Compartimos la opinión de que la producción y el uso de hidrógeno y combustibles bajos en carbono no deben incentivarse a través de una directiva sobre la promoción de las energías renovables”, asegura la carta a la Comisión Europea fechada el pasado 16 de marzo, que lleva la firma de los representantes de Alemania, Austria, Dinamarca, Irlanda, Luxemburgo, Portugal y España.

En contraste, el grupo pro nuclear impulsa que los combustibles derivados de la energía nuclear “estén exentos” de las metas de transporte ecológico en las normativas de energías renovables.

Técnicamente, se lograría retirándolos del denominador utilizado para calcular los objetivos vinculantes para los combustibles ecológicos para el transporte.

La punta de lanza de esta iniciativa es Francia, que pretende garantizar que los electrolizadores que ya están instalados en Europa puedan aprovecharse “a su máxima capacidad”, tomando fuentes de electricidad tanto renovables como nucleares.

En esta movida París logró reunir una coalición de países que integran Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Hungría, Países Bajos, Polonia, República Checa y Rumania, lógicamente además de Francia.

Una puerta abierta

Pero del otro lado, los argumentos son de peso. “Contar con energía baja en carbono para los objetivos renovables reduciría más bien nuestros esfuerzos climáticos y ralentizaría la inversión en la capacidad renovable adicional que tanto se necesita”, sostienen.

Agregan en la carta a la Comisión Europea que la directiva de energía renovable “no impide ni prohíbe a los Estados miembros usar hidrógeno bajo en carbono y combustibles bajos en carbono”.

Y se manifiestan favorables a discutir otras formas de descarbonización a través de hidrógeno y combustibles bajos en carbón, pero en otro marco regulatorio, como el llamado Gas Package.

En el contexto de esta pulseada al interior del bloque a comienzos de marzo Francia lanzó una “alianza nuclear” junto a otros 10 estados miembros de la UE, con el fin de cooperar codo a codo en toda la cadena de suministro nuclear y promover “proyectos industriales comunes”, a partir de una nueva capacidad de generación.

La carta a la Comisión Europea lleva las firmas de las y los ministros Leonore Gewessler (Acción Climática, Ambiente, Energía, Movilidad, Innovación y Tecnología – Austria); Lars Aagaard (Clima, Energía y Servicios Públicos -Dinamarca); Robert Habeck (Asuntos Económicos y Acción Climática -Alemania); Eamon Ryan (Ambiente, Clima y Comunicaciones -Irlanda); Claude Tourmes (Energía -Luxemburgo); Duarte Cordeiro (Ambiente y Acción Climática -Portugal) y Teresa Ribera (vicepremier y ministra de Transición Ecológica y Desafío Demográfico – España).