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Vaca Muerta cumple 10 años en actividad: su origen, los logros alcanzados y objetivos a futuro

Descubierta en la década del 30′, la formación sedimentaria estrella en Argentina llega a sus primeros diez años de trabajo en los hidrocarburos no convencionales. Su historia, naturaleza y futuro.

Además de haber sido una figura repetida en los medios de comunicación, en los últimos años, Vaca Muerta llegó a tener la capacidad de inmiscuirse en alguna que otra conversación de ascensor o asado. Queda claro que alberga un potencial fuera de lo común en la industria de hidrocarburos, pero entre tanta repetición del término, puede que la comprensión de su naturaleza se haya vuelto algo escurridiza. A diez años de su inicio de la primera perforación, la pregunta sigue vigente: ¿por qué tenemos que hablar de Vaca Muerta?

La formación Vaca Muerta es una estructura geológica con una superficie de cerca de 30 mil km², que abarca parte del subsuelo de Neuquén, Mendoza, La Pampa y Río Negro, y que es parte de la Cuenca Neuquina, una de las seis que se encuentran en producción en nuestro territorio.

A manos de Charles Edwin Weaver, doctor en Geología y Paleontología estadounidense, el hallazgo de esta formación sedimentaria se realizó en 1931. A partir de su afloramiento en la Sierra de la Vaca Muerta, ubicada al norte de la ciudad de Zapala (Neuquén), Weaver le adjudicó ese nombre. O al menos esa es una de las múltiples versiones que hay y que pueden incluir la presencia de una vaca muerta o un excesivo olor a materia orgánica en el lugar. También están aquellas voces que se lo adjudican a Los Pehuenches, pueblo originario perteneciente a la cultura mapuche. 

Con un descubrimiento que ya data de hace más de ocho décadas, una gran parte de su relevancia se encuentra en la naturaleza de su reservorio, el hidrocarburo no convencional. Dentro de este tipo de reservorio se pueden encontrar distintas variables como Shale Oil y Shale Gas en los que trabajan, en su mayoría, los yacimientos que operan en Vaca Muerta.

“En algún momento se dijo que Vaca Muerta nos iba a dar autosuficiencia. No, error. Es fundamental, pero no solamente tenés que poner los huevos en la canasta de Vaca Muerta”.

Los reservorios no convencionales son aquellos yacimientos cuya permeabilidad (capacidad de movilización de los fluidos que se alojan en la roca) es extremadamente baja, por lo que en ellos la extracción del petróleo y el gas resulta más compleja. Comenzaron a adquirir un mayor interés para el sector energético a partir de la baja en la producción de los pozos que, históricamente, operaron con reservorios convencionales. Aparejado a esta merma en la producción de convencionales a nivel mundial, los especialistas en la materia insisten en que los recursos con los que cuenta Vaca Muerta no son novedad y ya en la década del 70 se trabajaba en su exploración.

Sumado a esto, los avances en la tecnología de extracción de los no convencionales —y por ende la disminución de sus costos—, a principios de esta década, permitieron la viabilidad comercial de lo que hoy presume ser la segunda mayor reserva de gas no convencional en el mundo y la cuarta en petróleo no convencional. Si comparamos los recursos de Shale con otras formaciones geológicas del planeta, Vaca Muerta se codea con Estados Unidos -en el escalafón superior, por varias cabezas-, Canadá y China.

El origen

“A Vaca Muerta como tal se la conoce desde los inicios de la actividad en la Cuenca Neuquina. Muchos de los objetivos petroleros convencionales en la cuenca se encuentran por debajo de la posición estratigráfica que tiene Vaca Muerta”, explica Luis Stinco, doctor en Geología y docente, con paso Tecpetrol, Capex y Sinopec.

Recuerda que, en la década del ochenta, cuando vivía en Neuquén, la gente de perforación solía quejarse porque cada vez que pasaban por el intervalo de Vaca Muerta se complicaba la operación. “Si vos tenés que ir a buscar tu auto al subsuelo, vas a tener que pasar por planta baja”, resume. Por aquel entonces, las condiciones aún no estaban dadas para ir en busca del hidrocarburo que ofrecía Vaca Muerta.

‘’Recién en la década del ochenta y por desequilibrios geopolíticos en Medio Oriente pega otro salto el barril y en Estados Unidos ya sabían que tenían cualquier cantidad hidrocarburos Shale y Tight. Esa curva de aprendizaje le demandó cerca de 20 años a Estados Unidos”, señala.

Uno de los elementos que él más destaca de esta formación es el desarrollo que posibilita de ‘’una curva de aprendizaje muy acelerada obtenida por lo logrado, previamente, en otros lugares como Estados Unidos’’. Sintetiza: ‘’Lo que allá se logró en veinte años, acá lo logramos en siete. Tanto las empresas operadoras como las de servicio venían con un know how, por lo que la curva de aprendizaje se reduce’’.

Además, considera que el atractivo que presenta se da no solo por sus condiciones geológicas y por su ubicación geográfica, sino porque es parte de una cuenca que ya cuenta con más de noventa años de producción. Hay muchos factores que ya están dados, como las vías de acceso. En este sentido, explica que, con este escenario, hay una variable de incertidumbre que se ve reducida: “Vos tenés objetivos por debajo de Vaca Muerta que ya se perforaron. Hay lugares en el mundo en los que te presentan proyectos en los que hablan de los recursos de los no convencionales Shale y te hablan de una cuenca determinada. Vos les preguntás cuántos pozos tienen y te responden ‘ninguno’”.

Una buena oportunidad

“Vaca Muerta tiene condiciones muy particulares. Es un objetivo que se destaca a nivel mundial, si no sería imposible que las grandes compañías vengan a poner un mango”, dice. Pero el sector de hidrocarburos, como cualquier otro, no escapa a los matices. “En algún momento —agrega el geólogo— se dijo que Vaca Muerta nos iba a dar autosuficiencia. No, error. Es fundamental, pero no solamente tenés que poner los huevos en la canasta de Vaca Muerta”.

En noviembre se cumplieron diez años de la primera perforación realizada por YPF en Vaca Muerta con objetivo en el no convencional. Con un proyecto económicamente viable en el horizonte, “la industria del petróleo a nivel local se sacudió”. Stinco entiende que la particularidad los Shale es que te obligan a optimizar procesos, por lo que el desarrollo de Vaca Muerta generó un cambio conceptual “que después terminás trasladando a la actividad con los convencionales”.

Para él, lo que resta ahora —al margen del fomento de la producción de offshore y la recuperación terciaria en Argentina— es ajustar los números en Vaca Muerta, de modo de potenciar el atractivo para el inversor extranjero y así ser competitivos. “Esto requiere una organización y un planeamiento a largo plazo que no nos caracterizan precisamente”, dice.