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Alemania le puso fin a su era nuclear y recibió grandes críticas de la comunidad científica

El domingo desconectó de la red los últimos reactores en operación, siguiendo el planteo original de Angela Merkel. Apoyo, pero también fuertes críticas a la medida. 

Adiós a una era y punto final para la generación de energía eléctrica de origen nuclear en Alemania. El pasado domingo 16 de abril quedará marcado en la historia energética del Viejo Continente como el día que la locomotora de Europa apagó sus tres últimos reactores nucleares.

Alemania cierra así un ciclo de seis décadas en las que la energía nuclear destinada a generar electricidad estuvo en el centro del debate europeo y fue clave en el surgimiento del movimiento “verde”. El ecologismo con el tiempo se constituyó partido político en Alemania y en otras naciones del continente y, paradójicamente, hoy gobierna la ciudad de Berlín, capital del país.

El proceso de cierre de reactores comenzó en 2011 a instancias de la entonces canciller alemana Angela Merkel, como respuesta al accidente en la planta nuclear de Fukushima en Japón. Doce años después de la catástrofe se cierra el círculo y se abre una nueva era para los teutones.

La fase final

El pasado domingo las centrales nucleares Isar II, Neckarwestheim II y Emsland fueron desconectadas y separadas de la red eléctrica y de ese modo dejaron de aportar al sistema interconectado del país.

En rigor, el gobierno alemán había anunciado hacía ya mucho tiempo sus planes de volver sobre sus pasos con la generación eléctrica nuclear, y de hecho, se especulaba que el cierre del último reactor hubiera tenido lugar en 2022. 

Sin embargo, como se dice habitualmente, pasaron cosas. La invasión de Rusia a Ucrania y el enfrentamiento bélico, que ya lleva casi 14 meses en ese país, postergaron los planes. 

La crisis energética que impactó en Europa tras las sanciones impuestas a Moscú por el G7 (Estados Unidos, Canadá, Japón, Reino Unido, Alemania, Francia e Italia) y la Unión Europea en su conjunto, cambió la perspectiva en Berlín.

La prohibición de importar petróleo marítimo ruso, los precios tope para el crudo y el gas de Moscú y hasta el supuesto sabotaje y rotura del nuevo gasoducto Nord Stream II que debía inaugurarse en el último trimestre de 2022 para llevar gas ruso a Alemania a través del mar Báltico, llevaron a una crítica escasez de energía ante un invierno particularmente crudo. Así, se decidió postergar por varios meses el cierre de los tres reactores. 

Un debate abierto

La respuesta a esta medida no fue unánime, ni mucho menos. Mientras los sectores ecologistas celebraron el cierre según lo planificado, una medida que garantiza que el país no sufra accidentes nucleares, desde algunos círculos científicos se cuestiona que lo que se cierra, en verdad, son fuentes de generación de energía limpia, en momentos en que el país requiere avanzar en la transición energética.

No se trata de opiniones banales o de comentaristas de café. Una serie de científicos, entre los que se encuentran dos premios Nobel y profesores en el MIT y de la Universidad de Columbia, ambos en Estados Unidos, firmaron una carta abierta de última hora para mantener en operaciones los reactores, indicó el portal de noticias CNBC.

“En vista de la amenaza que el cambio climático representa para la vida en nuestro planeta y la evidente crisis energética en la que se encuentran Alemania y Europa, debido a la falta de disponibilidad de gas natural ruso, les pedimos que continúen operando las últimas centrales nucleares alemanas que quedan”, asegura la carta publicada el 14 de abril en el sitio del grupo pro nuclear RePlaneteers.

Allí se sostiene que las centrales de Emsland, Isar II y Neckarwestheim II generaron electricidad a más de 10 millones de hogares alemanes durante décadas, lo que representa una cuarta parte de la población del país.

Por su parte, el vocero de la Asociación Nuclear Mundial, Henry Preston, aseguró que “es muy decepcionante, cuando una fuente de energía segura y baja en carbono las 24 horas del día, los 7 días de la semana, como la nuclear, estaba disponible y podría haber continuado operando durante otros 40 años”. 

Y remató: “La industria nuclear de Alemania ha sido de clase mundial. Los tres reactores que se apagaron el fin de semana funcionaron extremadamente bien”.