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Arcioni cuestiona la Ley de Biocombustibles y pone en duda la aprobación de sus diputados

El chubutense salió al cruce de una posible extensión de los beneficios a la industria de los biocombustibles y dijo que esto actuaría en desmedro de la actividad hidrocarburífera.

Cuando parecía haber unanimidad en el respaldo a la prórroga de la Ley de Biocombustibles, el gobernador de Chubut salió a defender los intereses de la industria petrolera y puso en duda el apoyo de sus diputados. “Prorrogarlo significaría convalidar una menor capacidad de refinación de crudo”, subrayó Arcioni.

El mandatario considera que la realidad que atraviesa la industria hidrocarburífera ya es lo suficientemente acuciante como para afrontar otro golpe y por lo tanto, la Cámara de Diputados no debería aprobar la normativa que ya cuenta con el visto bueno del Senado.

Con una demanda de combustibles que aún no se recupera a niveles prepandemia, las provincias productoras y las compañías petroleras no quieren dar un paso atrás. Arcioni sostuvo que ‘en un escenario como el actual, donde hay más oferta que demanda, el esquema vigente provoca una menor demanda de petróleo y, por ende, una caída de ingresos fiscales afectando negativamente a las provincias productoras de hidrocarburos”.

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Si hay algo en lo que coinciden ambas partes es en el diagnóstico que hacen de la situación que le toca vivir a cada uno: un presente preocupante, a la expectativa de lo que pueda pasar. De un lado están las petroleras y del otro los productores de biocombustibles.

El corte vigente en las naftas es de 10% para el biodiesel y de 15% para el bioetanol. Lejos de estar a gusto con esa repartición, a principio de año, las provincias productoras diseñaban un esquema que implicaba una suba en los cortes a 15% y 27,5%, respectivamente y beneficios impositivos durante los próximos 15 años. Después, vino la pandemia, cayó la demanda de crudo y se barajó de nuevo con un proyecto de mantener la ley vigente que anticipó EOL en exclusiva.

En referencia a la industria de los biocombustibles, Arcioni aseguró que “la industria logró un significativo desarrollo, pero tras 15 años de vigencia el régimen cumplió un ciclo”. Hoy, entiende que el contexto es otro y que el Estado no puede darse el lujo de respaldar a este sector del mismo modo que lo ha hecho hasta aquí.

“En los primeros años, en un contexto de gran demanda y altos precios internacionales del petróleo, la mezcla con los biocombustibles resultaba conveniente, pero con la caída de los precios del petróleo y la suba de los agrícolas, la ecuación perdió todo sentido económico”, explicó. De cualquier modo, sí contempló el hecho de que trabajan muchas pymes en ese sector y que si perdurasen las exenciones fiscales deberían ser ellos los destinatarios dentro del sector.

Los biocombustibles, en discusión

Son varias las voces de analistas energéticos y referentes del sector que se están expresando en torno a la producción de biocombustibles. El valor internacional de los granos ha experimentado un alza en los últimos meses y hoy el barril de soja (Chicago) gira alrededor de los USD 423. Entonces, ¿qué tipo de soporte del Estado e incentivo requieren los biocombustibles hoy en Argentina?

En una webinar reciente organizada por el Consejo Argentino para las Relaciones Internacionales (CARI), Víctor Bronstein, director del Centro de Estudios de Energía de la Universidad de Buenos Aires dijo que “los biocombustibles no son una alternativa al remplazo del petróleo. Se necesitaría toda la tierra cultivable del mundo para la producción de los biocombustibles”. También en vínculo con el plano ambiental, agregó que la naturaleza de la industria implica una deforestación de gran magnitud, lo que “lleva a un aumento de la emisión de dióxido de carbono”.

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En continuidad con esta línea crítica pero en cuanto a lo económico, Bronstein sostuvo que “si hacemos el cálculo del costo fiscal acumulado que dejó de percibir el Estado por exportar biodiesel en lugar de exportar aceite de soja, se perdieron de recaudar 4700 millones de dólares en el caso del biodiesel y 1300 millones en el caso del etanol”.

En contrapunto, Claudio Molina, Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno, dijo que no es comparable la emisión de gases de efecto invernadero que generan los combustibles fósiles con la de los biocombustibles. Al mismo tiempo, consideró “absurdo” el planteo de gravar a los biocombustibles con tasas “que nacieron para castigar la contaminación y los daños a la salud”.