Muchos países europeos refuerzan las medidas de aislamiento y se acentúa la parálisis, por lo que la demanda de combustible disminuye.
Los precios internacionales del crudo viven un martes negro ante los anuncios de extensión del aislamiento en gran parte de Europa. El Brent se desplomó un 6% y se ubica nuevamente en torno a los 60 dólares tras haber coqueteado con superar la barrera de 70 durante algunas semanas.
Se trata de la mayor caída diaria en meses y termina por acentuar la baja que venía experimentando el petróleo la última semana. A partir de la llegada de la vacuna y el amesetamiento de casos en distintos rincones del mundo, el 2021 había comenzado con una cotización del crudo en un alza que se sostuvo durante casi tres meses.
Apenas semanas atrás llegó a ronda los 70 dólares, sin embargo, frente al aumento de casos de Coronavirus en distintos países de Europa, la demora en el acceso a las vacunas por parte de la población y el consecuente agravamiento de la situación generalizada, el Brent sufrió una caída significativa.
La parálisis que viven y extienden países como Italia, Francia y Alemania, los cuales afrontan la tercera ola de contagios desde el inicio de esta pandemia, lleva a que la demanda de petróleo sufra una caída marcada y que la incertidumbre vuelva a instalarse en el sector.
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Al alejar la lupa en el diagnóstico de los valores internacionales en los últimos meses, lo que uno encuentra es, sobre todo, volatilidad. Y lo sucedido en la jornada de hoy marca la pauta de que mientras exista una pandemia como telón de fondo, resulta difícil creer que pueda sostenerse un crecimiento similar al que tuvo el primer trimestre de este año.
Si repasamos los vaticinios hechos a fin del año pasado por la mayoría de los analistas, tanto a nivel local como internacional, la mayoría de ellos anticipaba que el 2021 contaría con un Brent promedio en 45 o 50 dólares. Apenas Goldman Sachs era el único que estimaba que el barril estaría alrededor de los 65 dólares, pronóstico que un mes atrás vio incluso con mejores ojos cuando señaló que para julio llegaría a los USD 75.
Haciendo retrospectiva, y visto desde esa óptica, esta última caída del crudo puede interpretarse como un baldazo de realidad a las aspiraciones de un sector.
De este modo, surge la incógnita de qué va a pasar con las negociaciones entre el Gobierno, refinadoras y productoras para estipular un nuevo barril criollo alrededor de los 55 dólares de modo de no trasladar las últimas subas al surtidor. Con ese precio de referencia, las refinadoras –sabiendo que no pueden trasladar al precio final cada vaivén del Brent– no deberían afrontar la compra del crudo al valor internacional.
Lógicamente, para las productoras no verían con los mismos ojos que se estableciera un barril criollo en 55 dólares con el Brent a USD 70, que con un precio internacional en USD 62.