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Europa analiza otorgar el estatus “verde” a la energía nuclear por la crisis del gas

En medio de la escasez de gas y carbón que disparó los precios de la energía y demostró la debilidad de las renovables, diez países de la Unión Europea lideran una “Alianza Nuclear” para reimpulsar esta fuente.

Luego de más de tres décadas de desarrollo de las energías renovables, con gobiernos y empresas subidos a una tendencia global hacia las energías limpias, en la que no faltó cierto desaliento a la energía nuclear e incluso el cierre de plantas por cuestiones ambientales, esta ola pronto podría perder fuerza por simples razones de mercado.

Los precios del gas natural se han disparado en un contexto de recuperación de la economía mundial tras el fin de la peor parte de la pandemia, lo que tuvo un correlato en los precios del crudo, que está absorbiendo una creciente demanda a nivel global.

Al cierre de esta edición el crudo Brent cotizaba en torno a 85 dólares el barril, mientras que el WTI superaba los 82 dólares. Según los analistas, es el resultado de proyecciones de déficit en la oferta en las próximas semanas por los valores que tocaron el gas y el carbón, que terminaron orientando la demanda hacia el crudo. El propio mandatario ruso, Vladimir Putin, no descartó que el barril de petróleo pudiera alcanzar los 100 dólares hacia fin de año, aunque también declaró que su país y sus socios de la OPEP+ buscan “estabilizar el mercado”.

Así, estos movimientos están marcando un cambio de estrategia en muchos de los países más industrializados, que ahora ven a la energía nuclear como un recurso “verde” y ambientalmente sustentable, en comparación a los hidrocarburos.

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En este juego de alcance planetario no es menor el papel que tienen líderes mundiales en el combate a los efectos del cambio climático. Toda energía que contribuya a reducir los gases de efecto invernadero empieza a ser considerada nuevamente en los términos de una nueva agenda energética sustentable.

El pasado 10 de octubre, quince ministros de Economía y Energía de diez países integrantes de la Unión Europea expresaron públicamente que la energía nuclear “es un recurso disponible, estable e independiente”. En un escenario de búsqueda de descarbonización de su economía, aseguraron, “la energía nuclear debe ser parte de la solución” contra el calentamiento global.

Tras años de desarrollo de las energías renovables, en especial en los países nórdicos, lo cierto es que la creciente necesidad de energía eléctrica, y en línea con una baja en las emisiones de CO2, lleva a este nuevo debate en el seno del bloque comunitario.

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El documento, que se publicó en simultáneo en varios periódicos europeos, fue suscrito por representantes de Bulgaria, Croacia, Eslovaquia, Eslovenia, Finlandia, Francia, Hungría, Polonia, República Checa y Rumania, en lo que ya muchos denominan como la “Alianza Nuclear”.

Estonia, por su parte, está revisando su política energética tras considerar “prematura” la declaración de esos países, liderados por Francia que tiene 70% de su energía de fuente nuclear. Ahora Estonia dice que no descarta el uso de más energía nuclear en su matriz energética.

Por su parte, Rusia también va camino a dar estatus “verde” a la energía nuclear. Al menos eso se desprende de las palabras de Polina Lion, directora de Sostenibilidad de Rosatom, la compañía estatal de energía nuclear de ese país, que esta semana dijo que el “reconocimiento de la energía nucleoeléctrica como una fuente de energía ecológica significa que esos proyectos innovadores de energía nuclear tendrían acceso a financiación ecológica en condiciones favorables”.

Pero en esta tendencia, Francia ha picado en punta. El presidente Emmanuel Macron anunció el pasado 12 de octubre una inversión de 30.000 millones de euros en el marco de su plan “France 2030”, con el que busca “reindustrializar” al país a través de la transición ecológica y digital.

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Durante su discurso en el Palacio de Elíseo, Macron detalló una inversión de 1000 millones de euros para la construcción de pequeños reactores nucleares (SMR) con una potencia de 170 MW cada uno, con vistas a la exportación.

“El primer objetivo es hacer emerger en Francia de aquí en 2030 reactores nucleares de pequeño tamaño, innovadores y con una mejor gestión de los residuos”, afirmó el mandatario. Pero además propuso que su país sea líder mundial en la producción de hidrógeno verde en 2030, a partir de la instalación de dos megafactorías de electrolizadores.

También, señaló que busca que las industrias cementera, siderúrgica y química disminuyan fuertemente sus emisiones que generan GEI, además de la producción de 2 millones de autos eléctricos e híbridos para el fin de la década y la fabricación del primer avión con bajas emisiones de carbono.