Vaca Muerta es una de las principales apuestas no sólo del actual gobierno sino de gran parte de la dirigencia política que ve en el desarrollo energético la posibilidad de sortear la crisis. Pero algunos están más ansiosos que otros. El ex presidente de YPF, Miguel Galuccio, actual titular de Vista Oil&Gas utiliza una de las técnicas más cuestionadas en materia medioambiental para acelerar la extracción de hidrocarburos: el fracking.
La empresa presidida por Galuccio fue creada en 2017 y fue la primera firma del sector privado en desembarcar en el yacimiento. Lo hicieron con el compromiso de respetar el medioambiente, pero duró poco: el rey del fracking decidió perforar el territorio para acelerar la producción de la cuenca.
Ahora Vista amplió su acuerdo de inversiones con Trafigura, dueña de Puma Energy, para desarrollar Bajada del Palo Oeste, uno de los mayores yacimientos de shaleoil de la cuenca. La cifra involucrada en el acuerdo ronda los 150 millones de dólares.
El fracking está severamente cuestionado por los temblores que genera en las zonas aledañas y la contaminación de tierra y napas de agua, un recurso también cada vez más valorado.
Según un reporte de la Subsecretaría de Ambiente de la provincia elaborada por el Observatorio Petrolero Sur (OPSur) y el Frente de Izquierda y los Trabajadores-Unidad (FITU), en los últimos cuatro años se duplicaron los accidentes ambientales: en 2021 ocurrieron 2.049 incidentes contaminantes en la industria hidrocarburífera de Neuquén.
Con 5,6 incidentes por día, todas las miradas la apuntan al facking. Lejos de los compromisos que asumió Vista ate el gobierno nacional de no realizar emisiones netas para 2026, la decisión de Galuccio de acelerar la producción golpea el medioambiente.
Las denuncias de especialistas afirman que la perforación subterránea para llevar adelante el fracking en Vaca Muerta no sólo implica un desperdicio de agua sino también una actividad sísmica que genera movimiento de fallas en la corteza terrestre.
A su vez, el fracking también demanda la utilización de químicos para perforar. De los 260 utilizados, 17 fueron considerados tóxicos para organismos acuáticos, 38 tóxicos agudos, ocho cancerígenos probados y otros seis sospechados de serlo, siete elementos mutagénicos y cinco producen efectos sobre la reproducción, según el Centro Tyndall de la Universidad de Manchester, del Reino Unido.