Es una de las grandes apuestas de la nueva primer ministra Elizabeth Truss. No obstante, los expertos ven pocas chances a un desarrollo exitoso.

El pasado 22 de septiembre, el gobierno británico levantó formalmente el veto que el país tenía para la explotación de gas y petróleo no convencional a través del fracking. Menos de un mes después de su nombramiento, la primera ministra, Elizabeth Truss, dictó esta medida con el argumento de que, con la actual crisis energética, todas las fuentes de recursos disponibles deben considerarse una “prioridad absoluta”.
Días después de que la mandataria del Partido Conservador británico anunció un tope en el aumento de las facturas en hogares y empresas, se planteó la propuesta al Parlamento. A través de un plan, anunció que invertiría grandes sumas de dinero en la reversión de la crisis energética y advertía que el fracking sería una actividad legal. Con esta medida se busca revertir los efectos económicos de la guerra entre Ucrania y Rusia. Aunque también se aleja cada vez más de la Unión Europea que, en su mayoría, prohíbe esta técnica de explotación.
“Es vital que tomemos medidas para aumentar nuestro suministro doméstico de energía”, dijo Truss en el Parlamento la semana pasada. “Terminaremos con la moratoria sobre la extracción de nuestras enormes reservas de shale que podrían hacer que el gas fluya tan pronto como seis meses cuando haya apoyo local para ello”, agregó.
Hace tres años, presionado por grupos ambientalistas, el regulador británico de la industria petrolera decidió prohibir esta actividad, una forma no convencional de extracción petrolera que ha sido objeto de numerosas críticas por los efectos ambientales que genera.
En su momento, la decisión de moratoria recayó en la imposibilidad de predecir la magnitud de los terremotos que podría desencadenar la actividad, que consiste en extraer gas de esquisto de las rocas, por medio de fracturación hidráulica. Pero hoy, en medio de una crisis energética de gran envergadura y una guerra en desarrollo, el Gobierno británico levantó la moratoria.
Según el Servicio Geológico Británico, existen tres depósitos hidrocarburíferos en el país: el área carbonífera de Bowland-Hodder en el noroeste de Inglaterra (Lancashire y Midlands), la cuenca Jurassic Weald en el sur de Inglaterra, y el área de Wessex en el sur de Inglaterra. No existen muchos estudios al respecto, sin embargo, se calcula un estimado de entre 233 a 646 billones de metros cúbicos solo en el primer yacimiento. No obstante, las estimaciones no están confirmadas por el Servicio Geológico.
Ante las preocupaciones de comunidades y ambientalistas, el secretario de Negocios y Energía, Jacob Rees-Mogg dijo que la práctica era “segura” y que los límites de la actividad sísmica establecidos en el país deberían realizarse para que pudiera llevarse a cabo de una “manera eficaz y eficiente”.
Un informe, solicitado por el gobierno y publicado este jueves por el Servicio Geológico Británico (BGS, por sus siglas en inglés), reveló que, dado que se ha hecho poco fracking en el país, sigue siendo un desafío estimar el impacto sísmico que podría tener. El ejecutivo pretende impulsar “cuanto antes” el desarrollo de esta industria.
La primera ministra busca incrementar la oferta disponible en el país y avanzar hacia el objetivo de ser un “exportador neto de energía para 2040”. Algo que, para algunos expertos, puede tardar mucho más tiempo de lo esperado.
“El jefe de una de las compañías de fracking más grandes de Gran Bretaña ha dicho que el fracking no funcionará en el Reino Unido debido a la «geología desafiante» y, a su vez, no reducirá los precios de la energía. Si el jefe de una empresa de fracking puede ver que no funcionará, ¿por qué no puede hacerlo el Gobierno?”, cuestionaron algunos activistas británicos de Greenpeace, ante la decisión. Al parecer, características particulares de las rocas de Gran Bretaña podrían complicar el desarrollo de este tipo de explotación, ya que el suelo está hecho de arcilla, lo que dificulta extender la fractura por mucho tiempo.
Algunos expertos dicen que reiniciar la industria no hará nada para aliviar los precios de la energía este invierno, ya que llevaría muchos años desarrollarla y no está claro si se podría extraer una cantidad significativa de gas, con los campos apenas en etapa exploratoria. Los gobiernos de Escocia y Gales garantizaron que continuarán las moratorias sobre el fracking. No obstante, el gobierno britántico parece férreo en la decisión, y proyecta, también, extenderse hacia la explotación petrolera costas afuera.