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Cómo será Bitcoin City, la ciudad a base de energía geotérmica que construirá El Salvador

El presidente Nayib Bukele anunció que el proyecto se abastecerá de una central en el volcán Conchagua. Los beneficios de esta fuente que ya provee el 24% de la energía del país centroamericano.

El Salvador tiene previsto construir la primera “Bitcoin City” del mundo, la cual será financiada a través de la emisión de bonos respaldados por la criptomoneda. Así lo anunció el presidente Nayib Bukele y de esta manera redobló su apuesta inicial de adoptar al bitcoin como moneda de curso legal, una medida que se lanzó el 7 de septiembre pasado.

El anuncio fue realizado el sábado por la noche por el mandatario al cerrar las actividades de la llamada “Bitcoin Week”. Según afirmó Bukele la ciudad será construida en el departamento de La Unión, en una zona fronteriza con Honduras y Nicaragua.

“Bitcoin City será la ciudad más avanzada de su tipo, más famosa que las ciudades y metrópolis más grandes de todo el mundo. Es el comienzo de lo que se llamará ‘Área Metropolitana de la Ciudad de Bitcoin'”, anunciaron desde la Casa Presidencial.

“Invierte aquí y gana el dinero que quieras”, señaló Bukele en inglés y vestido totalmente de blanco, gorra de béisbol incluida, en el balneario de Mizata. Y agregó: “Ésta es una ciudad totalmente ecológica, que funciona y es energizada por un volcán”.

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El único impuesto que se pagará en Bitcoin City es el Impuesto al Valor Agregado (IVA), y ya se está evaluando que la mitad de lo recaudado sea destinado a financiar los bonos emitidos para construir la ciudad, mientras que la otra mitad sería para servicios como recolección de basura. Se estima que la infraestructura pública podría llegar a costar hasta 300.000 bitcoins.

Pero tal vez uno de los aspectos más relevantes es que la ciudad se abastecerá totalmente de energía a través de la central geotérmica del volcán Conchagua.

Éste no es un tema menor para la minería del bitcoin y genera fuertes críticas de sus detractores, debido al elevado consumo energético de las computadoras que están detrás del proceso y las operaciones con la criptomoneda.

El minado de bitcoin, tal es su nombre técnico, es un proceso por el cual se avanza en la resolución de problemas matemáticos que verifican que un bitcoin (o la fracción que sea) ha sido efectivamente transferido y que ese bitcoin está siendo recibido por otra persona.

Energía verde

El principal cuestionamiento a la iniciativa tiene que ver con la huella de carbono que tienen las criptomonedas. Sin embargo, el presidente Bukele se apoya en el potencial del uso de la energía de los volcanes del país para hacer funcionar las computadoras que, 24 horas continuas los siete días de la semana, realizan los cálculos que controlan las transacciones realizadas con bitcoins.

Esto no sólo emerge como una solución a la alta contaminación de esta industria sino que resulta una alternativa superadora al abastecimiento de las energías renovables tradicionales como la eólica y la solar. A diferencia de estas, la geotérmica no es intermitente y, de este modo, puede estar en funcionamiento durante todo el día.

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“Tenemos un recurso energético que es la geotermia. Por el buen manejo de este recurso estamos produciendo muchísimo más vapor para generar energía verde. No gastamos recursos que contaminen el medio ambiente, no dependemos del petróleo, no dependemos del gas natural, de ningún recurso que no sea renovable”, señaló hace apenas unos días el presidente de la Comisión Ejecutiva Hidroeléctrica del Río Lempa (CEL), Daniel Álvarez, en diálogo con la prensa local.

Aunque tal vez parezca una novedad, El Salvador ya tiene experiencia en la utilización de la energía geotérmica para la minería del bitcoin. Recientemente instaló 300 procesadores para “minar” la criptomoneda en la Central Geotérmica Berlín, localizada a 112 kilómetros al este de la capital San Salvador, con capacidad para producir 105,4 megavatios.

También está en funcionamiento la Central Geotérmica de Ahuachapán en la zona occidental del país, con una capacidad instalada de 95 megavatios. Entre ambas centrales geotérmicas pueden cubrir las necesidades energéticas del 24% de la población total del país, beneficiando a algo más de 1,5 millones de los 6,5 millones de salvadoreños.