Se utilizaría la tecnología Hualong de uranio enriquecido que no es manejada por la industria nacional. En tanto, se espera iniciar la quinta central de tecnología Candú dos años más tarde.
Nucleoeléctrica anunció que la obra de Atucha III iniciaría en junio del año que viene y estimó que el proyecto de una quinta central nuclear, cuyo financiamiento aún no está confirmado, iniciaría su construcción dos años más tarde, luego de que se abandonara en 2017.
“La cuarta central va a ser de uranio enriquecido y la quinta va a ser la nueva central de uranio natural y agua pesada. Dos centrales que sumarán 1.800 MW a nuestra potencia instalada, lo cual es prácticamente duplicar lo que tenemos hoy”, dijo José Luis Antúnez, presidente de Nucleoeléctrica Argentina S.A., en una entrevista con Télam.
La ambición por parte de la empresa es haber cerrado el contrato con China para fin de año y en el primer semestre del 2022 terminar de completar los prerrequisitos para que el proyecto se adapte al tratado entre China y Argentina. Para ello, determinar la razonabilidad del precio, las condiciones concesionales favorables para el financiamiento y las condiciones técnicas. Una vez rubricado el acuerdo entre ambos países, el plazo de la construcción de la central será de ocho años.
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En cuanto a cómo de desarrollará el proyecto de la cuarta central nuclear, Antúnez señaló que el contrato “va a incluir la transferencia a la Comisión Nacional de Energía Atómica de la tecnología para la fabricación nacional del combustible para esta futura central de uranio enriquecido que la Argentina no produce, pero el combustible va a ser fabricado en el país”.
Además, remarcó que “la mano de obra local de ingeniería y construcción y el resto de profesionales que maneja el proyecto va a tener muchísimo trabajo, pero la industria metalmecánica, eléctrica y la química nacional es la que tiene menor participación en un proyecto nuevo, de una tecnología aún no utilizada y que carece de la base industrial”.
El financiamiento de China y la tecnología que se utilizará en Atucha III son dos las dos claves para entender por qué el proyecto ha generado tantos cuestionamientos. Meses atrás, EOL explicó que los 9.000 millones de dólares con los que se endeudará para esta obra –la obra de infraestructura más grande en el país y también la mayor financiada por el gobierno chino en el exterior– no será bien leído por Estados Unidos ni por occidente en general, más aún en medio de un proceso de reestructuración de su deuda con el FMI.
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Además, de acuerdo a lo estipulado en 2014 y 2015, se preveía que la quinta planta fuera de uranio natural. Al trabajar con uranio enriquecido, la posibilidad de que Argentina pueda hacer un aporte significativo se ve muy reducida ya que no es una tecnología con la que está familiarizada ni de la que sus proveedores locales puedan sacar demasiado provecho.
En vínculo con esto, el presidente de Nucleoeléctrica Argentina dijo que, “debido a la estrechez financiera, vamos a hacer la ingeniería del proyecto nacional empezando por los componentes a adquirir en el país, es decir que mucho antes de lanzar las obras vamos a haber lanzado las compras de componentes y esperamos hacerlo comenzando 2023”.
