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El impacto del acuerdo por la deuda en Vaca Muerta y las señales que todavía hacen falta

Debido al rápido declino de los pozos, el desarrollo del no convencional requiere de constantes inversiones y tiene como a uno de sus principales costos el acceso al financiamiento.
El ministro de Economía Martín Guzmán en la conferencia que anuncia el acuerdo en la reestructuración de la deuda externa.

Uno de los sectores económicos que más esperaba el acuerdo de Martín Guzmán con los bonistas privados por la reestructuración de la deuda argentina era sin lugar a dudas la industria petrolera.

Las características de los hidrocarburos no convencionales, como los que se encuentran en la formación Vaca Muerta, no exigen grandes gastos de exploración, pero sí una constante inversión en perforación de nuevos pozos.

Sucede que en los primeros dos años la producción de un pozo shale se desploma entre un 60% y 70% para luego mantener una curva de declinación entre el 1% y 2% anual a lo largo de las cuatro décadas de vida útil que puede llegar a tener.

Es por eso que el costo financiero emerge como uno de los pilares de este negocio. De ahí la importancia de salir del default y normalizar el ingreso de Argentina a los mercados internacionales, no tanto para la toma de deuda del gobierno -que podría demorar varios años más- sino para el acceso al crédito de las empresas.

“La industria del Oil&Gas es ultra capital intensiva. Que haya un vínculo normal con la comunidad financiera internacional es una condición necesaria para pensar su desarrollo. El acuerdo de la deuda normaliza la relación con el mundo financiero. Obviamente, no te despeja todas las problemáticas, pero te marca un norte y es un paso en la dirección correcta. En la medida que esta decisión se profundice y se avance con señales y hechos más concretos, la industria va a empezar a reaccionar”, indicó a EOL Rodrigo Álvarez, CEO de la consultora Analytica.

Como es sabido, Vaca Muerta presenta mejores condiciones geológicas que las cuencas no convencionales de los Estados Unidos al tener tanto un mayor espesor o una presión más alta. Sin embargo, el acceso a dinero barato y prácticamente ilimitado fue el puntapié que posibilitó la llamada revolución energética norteamericana.

En el caso argentino, el escenario internacional que presume tasas de interés cercanas al 0% por un largo tiempo aparece como una gran oportunidad que para poder ser aprovechada, necesita la resolución de otras tantas problemáticas de la macroeconomía local como la brecha cambiaria y la imposibilidad de girar utilidades por la crisis de restricción externa.

“Puede que las empresas tengan acceso al financiamiento y no lo tomen si no tienen seguridad de invertir. Yo diría que lo más importante es que el gobierno defina la política energética por los próximos diez años y haga un plan coherente para Vaca Muerta. Hay millones de cosas q no están claras y por ahora son todos parches”, sostiene el analista de mercados Francisco Uriburu.

En ese sentido, el CEO de Analytica se muestra más optimista y considera que en las últimas semanas se han generado señales positivas respecto al rumbo económico como el acuerdo con los bonistas, la carta al FMI y las definiciones de Guzmán respecto al Presupuesto del 2021. “Vemos un planteo bastante ortodoxo donde Guzmán apunta a un déficit primario del 4,5% que demuestra que no hay espacio para un festival del gasto. A su vez, las transferencias del Banco Central al Tesoro se ubicaron en un décimo de lo que fueron en mayo. Cuando juntas las piezas, parece que el gobierno está decidido a ordenar la economía”, se ilusiona.