El mercado descuenta una nueva suba de tasas de la FED y una inminente recesión de cara al segundo semestre. La especulación china para conseguir crudo más barato.

El alza de precios del petróleo por la jugada de la OPEP y Rusia de recortar aún más la producción duró apenas unas pocas semanas. Este miércoles, los futuros del crudo cayeron en torno al 4% tanto en el Brent como en el WTI y acumularon una pérdida de cinco dólares en las últimas dos ruedas para estabilizarse en 77,6 y 74,3, respectivamente.
De este modo, vuelven a los valores de inicios de abril y encienden alarmas en las potencias petroleras, cuyos presupuestos preveían un barril superior a los 80 dólares. El más perjudicado, claro está, es Rusia quien tiene que rematar su crudo por las sanciones de Estados Unidos y Europa.
El bloque que representa a la OTAN decidió aplicar un precio máximo en 60 dólares y obliga a Moscú a aceptar descuentos inéditos de otros gigantes como China e India, a pesar de sus maniobras de triangulaciones.
El desplome de este miércoles se explica por las nuevas tendencias recesivas que reducen las expectativas de demanda de petróleo en un escenario de continuidad de políticas monetarias restrictivas.
“La próxima semana se viene una suba de tasas. Está totalmente descontado por el mercado que tanto la FED como el Banco Central Europeo van a actuar en ese sentido y se piensa que en el segundo semestre empieza la recesión. Europa está muy complicada y no resuelve su crisis energética, mientras que los balances de las empresas mostraron números preocupantes que anticipan este camino”, aseguró a EOL el analista de mercados, Francisco Uriburu.
Según el especialista, “técnicamente se esperaba este cierre del gap de precios”, que se vio potenciado por la especulación china, el único gran comprador que le está escapando a las tendencias recesivas.
“Los chinos no están comprando para aprovechar el momento y poder comprarle a Rusia todavía más barato. Hay una competencia muy fuerte que presiona sobre las cotizaciones”, agregó.
El derrumbe no fue mayor simplemente por la caída de los inventarios de los Estados Unidos que superaron ampliamente a los pronósticos de los expertos. De acuerdo a la EIA, la contracción semanal fue de 5,1 millones de barriles, cuando el mercado esperaba alrededor de 1,5 millones.