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Irradiación de alimentos: el potencial de la tecnología nuclear para agregarle valor al campo

El uso de cobalto 60 en la industria alimenticia atraviesa un boom en todo el mundo que abre un importante mercado para la Argentina. El rol de Dioxitek con el Centro Atómico Ezeiza.

El complejo nuclear argentino podría convertirse en un aliado estratégico del campo y ayudar a agregar valor en los alimentos exportados. La irradiación en la industria alimenticia atraviesa un boom en todo el mundo y nuestro país ya maneja esta tecnología en la planta del Centro Atómico Ezeiza que opera Dioxitek.

La empresa estatal manejada por la Secretaría de Energía y la CNEA, se dedica a la producción del polvo de dióxido de uranio que después es utilizado como combustible en las centrales nucleares. Pero por el tipo de reactor de la central cordobesa de Embalse, emerge un subproducto clave para impulsar este nuevo mercado que le abre una gran oportunidad al país.

Se trata del cobalto 60, a partir del cual se realizan fuentes selladas caracterizadas por emitir rayos gamma. Esto puede ser usado tanto en el tratamiento de enfermedades tumorales, esterilización de insumos quirúrgicos para la medicina, tratamiento de residuos hospitalarios patogénicos y, principalmente, para la preservación de alimentos.

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“Después de un año y medio de actividad, el cobalto 59 se transforma en cobalto 60. Lo extraemos y le damos valor agregado con un encapsulado para poder venderlo. El 5% va para cobalto terapia y el 95% se usa en plantas de irradiación de alimentos. Ahí está la beta más importante. Hay mucha demanda internacional, nos están viniendo a buscar de todos lados: franceses, alemanes, ingleses, chinos, rusos y hace 8 meses estamos hablando con la canadiense Nordion, el principal jugador mundial”, revela a EOL una importante fuente de Dioxitek.

Este año ya se efectuó la exportación de cobalto 60 de mayor envergadura desde la creación de la empresa y la idea es aprovechar esta coyuntura de alza en los precios para cerrar contratos a largo plazo con la mayor cantidad de países posibles.

El interés de los grandes jugadores internacionales pasa por los beneficios higiénico-sanitarios de esta técnica. Sin la necesidad de introducir fumigantes, conservadores químicos o sustancias que hacen el producto pierda su calidad de fresco, logra hasta una duplicación en los tiempos de comercialización gracias a la prolongación de su conservación.

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Elimina microorganismos que podrían ser nocivos para el ser humano y disminuye del riesgo de contraer ETAs (enfermedades de transmisión alimentaria). Entre otras, inhibe la brotación de tubérculos, inactiva las larvas de Trichinella spiralis que pueden estar presentes en la carne de cerdo y provocar triquinosis y es efectiva para combatir otros microorganismos patógenos, como el género Salmonella, varios serotipos de Escherichia (STEC – Escherichia coli productoras de toxina Shiga), las famosas lombrices solitarias transmitidas por cerdos o vacas, o los parásitos anisakis en el pescado.

Con las proyecciones actuales de precios, estamos hablando de un negocio de 12 millones de dólares al año, en el que estaría garantizada la provisión de cobalto durante otros 25 años gracias a la ampliación de Embalse. Este abastecimiento podría incrementar sustancialmente y disparar las exportaciones de estas cápsulas si se concreta la segunda central china de tecnología Candu, algo que todavía continúa analizándose.

Pero más allá del futuro de esta obra, el verdadero potencial está en el uso doméstico para, en vez de exportar el cobalto 60 encapsulado, venderle al mundo alimentos ya irradiados. “Hoy Argentina usa el 10% de la cosecha de las plantas de irradiación y el 90% lo exportamos. Si logramos tener más habilitaciones del Senasa, con quienes estamos conversando al respecto, nos daría un mayor valor agregado para nuestras exportaciones de alimentos. El rótulo de irradiado las valoriza mucho más. Por eso, con los ingresos de estas primeras exportaciones estamos pensando en hacer inversiones para tratar de manejar todo el ciclo del cobalto. Es necesario tener más plantas de irradiación”, agregan desde la firma.