En la industria prima la cautela y se espera por la letra chica de un documento vital para el desarrollo del sector. La reacción del mercado.

El anuncio oficial de un acuerdo con el FMI con bombos y platillos no logró despertar la euforia del sector energético, que mantiene una posición cautelosa y espera por la letra chica del documento para trazar un análisis del impacto en la industria.
Es que, como dice el comunicado del Fondo, lo anunciado esta mañana representa tan sólo un “entendimiento” sobre el que se deberá trabajar para llegar a la firma del memorándum final en las próximas semanas.
Como explicó este medio, toda la industria está esperando por un cierre exitoso de negociaciones que despeje los compromisos financieros de la Argentina y permita un regreso a los mercados internacionales. Por lo tanto, el hecho de evitar un default no es menor y fue celebrado moderadamente en los mercados financieros.
“El mercado hoy arrancó con un poco más de optimismo teniendo en cuenta que se suavizarían los plazos para que Argentina enfrente un ajuste severo. Las acciones petroleras crecieron sobre la posibilidad de que en un futuro se consigan inversiones de largo plazo para reforzar la infraestructura que falta en Vaca Muerta. Pero todavía no está cerrado el acuerdo, por eso no vuela el mercado”, explica el analista financiero Francisco Uriburu.
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En concreto, las acciones de las energéticas que cotizan en Wall Street empezaron la jornada con un salto de hasta el 10% para después estabilizarse en el orden del 5%, lo que refleja una actitud especulativa para tomar ganancias y escapar de los activos argentinos, más que un panorama de confianza hacia el futuro.
A su vez, con papeles que operan más de un 60% por debajo de los valores que tenían a fin de 2019 medidos en dólares -donde el escenario financiero no era muy diferente al actual- la expectativa era de un salto mucho mayor al conocer una noticia positiva como ésta en relación al principal escollo macroeconómico del país.
Más allá de la incertidumbre que significa que el acuerdo todavía no esté cerrado, ni aprobado por el Congreso de la Nación ni por el Directorio del FMI -con las fuertes internas políticas que existen en cada uno de estos lugares que podrían dificultar su rúbrica- hay otras cuestiones sumamente relevantes para el sector que precisan de más claridad.
Por un lado, si la reducción de los gastos energéticos subrayada por el FMI tendrá una meta puntual al igual que el déficit fiscal o si le otorgarán cierta libertad al gobierno para fijarlos. En el mismo sentido, con o sin meta, será importante saber cuáles serán las medidas oficiales para concretar ese ajuste, en un panorama internacional muy adverso por el alza de los precios de los hidrocarburos.

Por otra parte, Guzmán afirmó que “se apunta a medidas que fortalezcan aquellos sectores que pueden generar divisas”, lo que lógicamente engloba al Oil & Gas, aunque el gobierno sigue sin mostrar garantías de modificar regulaciones para permitir exportaciones en firme y la ley que intentaba mejorar esta situación quedó momentáneamente cajoneada.
En esa línea, también será clave confirmar el inicio de las obras de ampliación de infraestructura como el sistema de gasoductos, oleoductos y la red de alta tensión que, de otro modo, operarán como cuellos de botella que no permitirán incrementar las ventas externas de energía.
Finalmente, otra de las máximas preocupaciones del sector pasa por el sendero de precios de los combustibles. Desde mayo del 2021 los surtidores se mantienen congelados cuando, paralelamente, el mundo sufrió una de las subas del precio del petróleo a corto plazo más alta desde que se tenga memoria con un barril cotizando a 90 dólares.
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La afirmación de Guzmán en la conferencia de prensa de este viernes en relación a que “los acuerdos de precios van a tener un rol fundamental en el esquema antiinflacionario”, da una muestra de que será difícil ver una recomposición sustancial de los combustibles como piden las petroleras. El problema es que, cuanto mayor sea la brecha entre el precio local y el internacional, menos interés despertará Vaca Muerta para los inversores extranjeros y resultará cuesta arriba incrementar la producción solamente con las firmas del mercado local.
“El crédito que tomó YPF es un jalón importante para el sector petrolero argentino. Considerando el riesgo país que tenemos y la alta inflación mundial, es un costo razonable que podría aprovechar, pero no deja de ser un monto menor para Vaca Muerta”, agregó Uriburu.
En rigor, se trata de 300 millones de dólares cuando sólo YPF tiene una pauta de inversión de 2.700 millones para este año y según los analistas del área, toda la cuenca precisa de un piso de 5.000 millones anuales.