Después de la Ronda Uruguay Abierta, tres empresas lograron la licitación para la exploración offshore frente a las costas de Punta del Este y buscan expandirse

Desde hace más de dos años, varias empresas comenzaron a tentarse con el mar uruguayo para hacer exploración sísmica en búsqueda de petróleo y gas no convencional, una actividad que por más de 10 años había sido desconsiderada. Hoy, tres empresas transnacionales firmaron las licitaciones correspondientes con la Administración Nacional de Combustibles, Alcohol y Portland (ANCAP), la empresa hidrocarburífera del estado uruguayo. De haber yacimientos, la promesa es de ganancias es entre un 50-60% para el país del total de la producción, sin embargo, grupos ambientalistas como Fridays for the Future (Uruguay), temen que el hallazgo se consolide, ya que puede reconvertir las costas y correr el riesgo de contaminación.
A finales de mayo cerró la convocatoria “Ronda Uruguay Abierta” que abría la licitación para la exploración offshore en las costas uruguayas, particularmente en la cuenca de Punta del Este, donde se encuentra la mayor parte de las líneas sísmicas trazadas. En este año se adhirieron dos empresas a la lista exploración permitidas: La holandesa Shell, y la estadounidense APA Corporation. Con la británica Challenge Energy Group (que desde 2020 había hecho una oferta al gobierno uruguayo y recientemente aprobaron el inicio de la exploración) son tres petroleras que en el futuro cercano comenzarán su actividad.
Las licitaciones corresponden a cuatro de las siete zonas que cuentan con líneas sísmicas 2D hechas durante los 70′ en el país. En conjunto, estas zonas comprenden casi 61.000 km2 lo que equivale a un tercio de la superficie del país. La exploración es dominada por Shell que tiene dos zonas (OFF-2 y OFF-7), después por APA corporation (con OFF-6 que es una de las más grandes), y por último Challenge Energy Group (con OFF-1). Aún así, ya hay varias empresas preparando papeles para aplicar a las licitaciones de las otras cuatro zonas.
Hoy, la única empresa con posibilidad de explorar es la británica Challenge Energy Group, ya que recientemente pasó todos los estudios correspondientes. Para el resto de las empresas se calcula un lapso de dos a cuatro años para comenzar la exploración. El horizonte de la etapa de explotación (o sea, la extracción de los hidrocarburos hallados) es aún distante. Las empresas proyectan que faltan más de seis años, pero calculan que esta etapa puede superar el 2050 antes de que se acaben los hidrocarburos.
La fórmula que impulsó la inversión
Hay tres factores principales que hicieron de Uruguay un destino tentador para las petroleras transnacionales. Primero, el alza en los precios del petróleo hicieron de la extracción offshore una opción viable. No es que no existiera conocimiento de posibles depósitos en las costas uruguayas. Desde mediados de los 70′, el país había comenzado a generar líneas sísmicas 2D que indicaban posibles yacimientos, e incluso hay tres pozos exploratorios: Lobo, Gaviotín y Raya X-1. No obstante, al ser un método no convencional, el costo en todas las etapas del proceso industrial es mucho mayor, por lo que el momento actual es más conveniente para las empresas.
En segundo lugar, a finales del año pasado se inició la exploración de una serie de pozos en Namibia, en el suroeste del continente africano. Los primeros resultados mostraron grandes yacimientos hidrocarburíferos por lo que, en unos años, comenzarán a explotar ese sitio. Para los geólogos se abrió una posibilidad en el sur del continente americano. Resulta que la cuenca petrolera en Namibia y las cuencas, tanto de punta del Este como la de la Plata formaban parte de la misma cuenca hace millones de años. En este sentido, los geólogos presumen como posible encontrar yacimientos del mismo tamaño en territorio uruguayo.
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En tercer lugar, desde hace unos años, el gobierno de Uruguay ha propiciado la inversión de transnacionales para iniciar el desarrollo del offshore en el país. En los últimos años, el estado nacional ha convocado a jornadas de licitaciones. El último caso fue la Ronda Uruguay Abierta que invitó a diversas empresas a participar en el proceso de selección. Esta última ronda tiene condiciones de asignación más flexibles que las anteriores y se inició luego que en 2018 quedara desierta la licitación de 17 bloques petroleros en el mar (Ronda Uruguay III).
Algunos grupos ambientalistas temen que las regulaciones sean demasiado laxas. La organización de Jóvenes por el Futuro de Uruguay, declaró hace unos días que “Eytan Uliel, director ejecutivo de Challenger Energy, una de las empresas que explotará uno de los bloques en el país, declaró que por ‘un costo muy bajo’ pudieron obtener una licencia de exploración de una calidad extremadamente alta, ‘con un potencial de recursos recuperables de más de mil millones de barriles”’. La organización advierte que de haber petróleo en esas costas “no hay vuelta atrás”. Hasta ahora ha habido algunas movilizaciones frente a las oficinas de ANCAP. No obstante, la empresa estatal ANCAP declara que las ganancias para el país pueden ser enormes, y que un 50-60% del valor de la producción se quedaría en el país por lo cual “es una oportunidad que Uruguay no puede dejar atrás”. Aún así, todavía es posible que los yacimientos no tengan el hidrocarburo esperado.
Particularmente, este país ha invertido mucho en la transición energética. De ser un país mayoritariamente consumidor de hidrocarburos fósiles, ha logrado hacer un recambio y utilizar biocombustibles y represas para reducir la quema de hidrocarburos fósiles. Sin embargo, Uruguay nunca dejó de ser un país importador de gas y petróleo, por lo que el estado ve en estos yacimientos una posibilidad para subsanar esa transacción. Sin embargo, esto choca directamente con los compromisos a los que el país se suscribió en la COP y más recientemente, en el Acuerdo de Escazú.