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Cómo será la planta de uranio en Formosa que dará combustible nuclear a las tres centrales

El ritmo de las obras de la NPU comenzó a acelerarse y podría estar lista para 2024. Tendrá una capacidad de producción de 170 toneladas al año en un ciclo que manejan apenas doce países en el mundo.

La provincia de Formosa se prepara para convertirse en un eslabón clave del polo tecnológico nuclear argentino. Luego de 20 meses de parate durante el macrismo, las obras de la planta de dióxido de uranio adquirieron un ritmo tal, que desde Dioxitek ya empiezan a imaginar una posible inauguración para el 2024.

“La curva de ejecución se disparó. La etapa de obra civil la vamos a estar terminando para el verano y con el resto de las obras queremos lograr una ejecución importante para el año que viene como para ya tener cierto plazo de terminación”, indicaron a EOL fuentes allegadas a la compañía.

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El proyecto NPU se inició en el año 2014 luego de que la municipalidad de Córdoba pidiera el cierre y la relocalización de su planta. Formosa vio la oportunidad y se empezó a diagramar un establecimiento no solamente mucho más moderno, sino con una capacidad instalada que le permita el abastecimiento de las tres centrales nucleares argentinas y los seis reactores de investigación.

El diseño original contemplaba dos líneas de producción de 400 toneladas para, a su vez, poder brindar combustible nuclear a la quinta central con tecnología Candú que iba a realizarse mediante el acuerdo con China. Caído este crédito, al menos hasta el momento, se decidió avanzar con una línea de 230 toneladas, lo que supone, de todos modos, un salto importante respecto a las 170 que se producen en Alta Córdoba.

El predio tendrá lugar en los alrededores de la frontera con Paraguay, a unos 16 kilómetros de la capital formoseña y contará con la tecnología más avanzada que existe en el mercado a nivel mundial. De esta manera, Argentina seguirá siendo uno de los doce países en el mundo que manejan el ciclo completo del combustible nuclear.

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El ciclo de producción del combustible nuclear

A través de un proceso físico-químico de purificación y conversión, se transforma el “concentrado de uranio” (U3O8) en “polvo de dióxido de uranio” (U02). Para ello, el primer paso es la disolución de la materia prima en ácido nítrico y agua oxigenada, con lo que se obtiene una solución acuosa de nitrato de uranilo de baja pureza.

Esta se purifica mediante un proceso de filtración, extracción y reextracción y se convierte en una solución de nitrato de uranilo de elevada pureza química. Luego, en la etapa de evaporación, se quitan los restos de líquidos, concentrando la solución en 400 gramos de uranio por litro.

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Ya en la fase de precipitación, se produce una reacción de nitrato de uranilo concentrado mediante el uso de amoníaco, dióxido de carbono y agua, por lo que se obtiene una transformación del uranio en un sólido de color amarillo llamado Uranil Tricarbonato de Amonio (AUC).

Una vez filtrado, el sólido pasa a un horno de lecho fluido, que es la etapa de conversión y finalmente el polvo se mezcla hasta lograr una homogeneización del dióxido de uranio final, que luego es evaluado y despachado a FAE para la fabricación de vainas y barras de Zircaloy y a Conuar para la elaboración de pastillas de dióxido de uranio y la fabricación de elementos combustible que terminarán en los complejos de Embalse y Atucha.