Inicio Actualidad El endurecimiento del cepo golpea en el corazón del sector energético

El endurecimiento del cepo golpea en el corazón del sector energético

Las restricciones a la compra de dólares tendrán un correlato directo en las inversiones, complicará el ingreso de insumos importados y pone en jaque a toda la cadena de financiamiento.
Miguel Pesce, presidente del Banco Central de la República Argentina. Cortesía Telam.

Más allá del malestar del pequeño ahorrista por los nuevos impuestos a la compra de dólares y el consecuente costo político que le ocasionará a la gestión de Alberto Fernández, el verdadero impacto del endurecimiento del cepo anunciado este martes estará en el aparato económico.

En ese sentido, la industria energética se alza como una de las más afectadas por la medida al ser una actividad netamente capital intensiva que requiere de un constante y abultado financiamiento para incrementar su capacidad productiva.

Pero a partir de los nuevos paradigmas de producción con la entrada en funcionamiento de Vaca Muerta y sus reservorios no convencionales, este financiamiento se hace imperativo no para aumentar los volúmenes, sino apenas para evitar un desplome de producción.

Como explicó este medio, en los primeros dos años la producción de un pozo shale se desploma entre un 60% y 70% para luego mantener una curva de declinación entre el 1% y 2% anual a lo largo de las cuatro décadas de vida útil que puede llegar a tener.

“Es una medida que traerá más problemas que soluciones, porque llevará a que se anule el nuevo financiamiento en sectores exportadores de capital intensivo que justamente necesitan de ese financiamiento para seguir invirtiendo”, indican a EOL desde una de las petroleras más importantes del país. “Es una locura, lo único que hace es ponerle un freno muy fuerte a la inversión. Nadie va a venir a invertir a Vaca Muerta ni a las cuencas de la Patagonia”, coinciden fuentes oficiales de una de las provincias productoras por excelencia.

El canal importador aparece como otra de las luces rojas, ya que solamente la operación y el mantenimiento de los pozos obliga a la compra constante de una serie de equipos que no se fabrican en el país.

“Esto puede llevar al cierre total de Vaca Muerta. Pone a todo el sector energético a riesgo de una crisis terminal. No van a poder importar equipos, las únicas empresas que van a poder traer algo son las que tienen fondos en el exterior y pueden comprarlos afuera. Pero además, la menor inversión va a provocar un aumento de importación de hidrocarburos el año que viene cuando el Banco Central no cuente con esas divisas. Entre eso o seguir dándole los dólares a Vaca Muerta para que pueda terminar su desarrollo, es evidente que la solución es apoyar a Vaca Muerta. El problema es que no hay dólares para nada”, explica el analista de mercados, Francisco Uriburu.

Por esta restricción es que el gobierno está cajoneando sus iniciativas de estímulo como el Plan Gas o la nueva ley de hidrocarburos que iba a otorgar una mayor flexibilización cambiaria para la industria. La disyuntiva es que estos programas requieren divisas, pero sin ellos no se podrá aumentar las exportaciones y se perpetuará la crisis externa.

Lo más preocupante es que las disposiciones del titular del Banco Central, Miguel Pesce, no solamente atentan contra el futuro del sector. También ponen en riesgo su presente. Al fijar un límite máximo de un millón de dólares mensuales para que las empresas puedan hacerse de divisas para cancelar sus deudas en el exterior, Pesce incrementa notablemente el riesgo de cesación de pagos de estas firmas.

“Las empresas tienen que presentar un plan de refinanciación que de alguna manera contemple que el pago en divisas no supere el 40% del monto total de capital y el resto se refinancia por dos años. Eso mete ruido porque lleva a una renegociación con sus acreedores a los que el Banco Central no puede obligar a aceptar estas condiciones”, advierte el economista Martín Kalos.

En el gobierno le echan la culpa al macrismo y dicen que de haberse mantenido el sistema anterior, la sangría de dólares “nos hubiera conducido a una hiperinflación”. En tanto, desdramatizan la situación al fijar en “no más de diez” las empresas que tienen vencimientos este año.

Desde las consultoras privadas no comparten el análisis y hacen énfasis en las repercusiones que estas medidas ocasionarán en la economía. “Muy pocas podrán acceder a un refinanciamiento internacional, que será escaso y a tasas considerablemente mayores por la incertidumbre de las restricciones. La última alternativa es que vayan a los mercados paralelos del dólar, pero esto genera que la economía comience a manejarse con esos tipos de cambio como referencia y, por ende, se paguen en cierta medida los costos que se buscan evitar no devaluando”, sostiene Juan Pablo Di Iorio, economista de ACM.