Cuales son los principales proyectos alrededor del planeta que dan muestras de su potencial como energía limpia y el posible camino de Argentina.
Bajo el rótulo de “combustible del futuro”, el hidrógeno busca ganarse un lugar en la discusión para encontrar fuentes de energía alternativas más limpias. Desde hace años se realizan investigaciones para desarrollar su potencial como vector energético, además de como insumo para la fabricación de fertilizantes. Pero ocurre que la brecha entre el presente y el futuro –una vez que queda a un lado el fulgor de la frase con que se lo define– está atada a posibilidades de inversión, partidas presupuestarias y, en definitiva, a decisiones políticas.
“El hidrógeno tiene mucho potencial a futuro. Es el combustible perfecto, ya que en la combustión sólo despide vapor de agua. El gran problema es que la producción sigue siendo cara. A esta altura, todos nos dimos cuenta de que lo que es barato para la humanidad termina siendo caro para el planeta. Son costos que estamos palpando cada vez más. La humanidad lo va a tener que repensar y acercarse a un combustible ideal”, explica Luis Bertenasco, miembro de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno y de la Asociación Argentina de Vehículos Eléctricos y Alternativos.
La obtención del hidrógeno no siempre se origina del mismo modo y justamente eso es lo que determina cuán limpio o contaminante puede ser. Está el hidrógeno negro, que se utiliza en los procesos de petroquímica para obtener naftas y destilados. Por otra parte, está el hidrógeno gris, que proviene del vapor de agua reformado con gas natural, que, como se deduce del color, es menos contaminante aunque sigue siéndolo debido a que su combustión emite dióxido de carbono a la atmósfera. El proceso del hidrógeno azul es muy similar, aunque captura y almacena estas emisiones de carbono y neutraliza su impacto en el medio ambiente. Mientras que la opción más limpia es la del hidrógeno verde, que surge como producto de la electrólisis del agua a través de la cual se obtiene el hidrógeno en forma gaseosa.
Las investigaciones vinculadas a la producción de hidrógeno en nuestro país existen desde hace años. Ahora el interés pasa por llevarlo al uso del automóvil y a las energías renovables para así generar energía eléctrica. Tanto la energía solar como la eólica tienen intermitencias, es decir que cuando no contás con ese recurso en los parques necesitás de un back up. Del mismo modo que hay excedentes que se pueden llevar a hidrógeno por electrólisis”, dice Bertenasco.
En cuanto a su uso, él considera que la forma más eficiente es la celda de combustible, “un dispositivo reversible al cual le puedo inyectar hidrógeno y oxígeno y así generar energía eléctrica”, no obstante advierte que este proceso tiene costos muy altos.
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Si hablamos de almacenamiento y transporte, el hidrógeno se presenta como la mejor alternativa dentro de las renovables, ya que aquella energía generada, por ejemplo, a partir de un parque eólico o solar fotovoltaico encuentra una solución de almacenamiento gracias al hidrógeno. “El electrón que vos no podés transportar a grandes distancias lo podés transformar en hidrógeno, como molécula de gas que podés mover y sobre la cual ya existe una infraestructura, que es lo más cercano a la industria del GNL”, dice.
Si pensamos en una posible exportación, ahora con el GNL como un jugador más en el mapa, entiende que al observar el desarrollo de ambos “en el mediano plazo van totalmente de la mano. En el muy largo plazo puede que exista una suerte de competencia”. De cualquier modo, la exportación de GNL o de hidrógeno, en la Argentina actual, no son otra cosa que cuentas pendientes.
En el plano internacional, pone el foco en lo que está llevando adelante en países como Islandia, Alemania y China. Y hace un apartado para el caso de Japón: “Es de los países más avanzados en producción de hidrógeno. Tienen prácticamente resuelto el uso de energía en una vivienda con celdas de combustibles de hidrógeno”.
A su vez, la experiencia chilena es la que más se destaca en América Latina, región que en la que despierta un interés particular el hidrógeno verde debido al potencial con el que cuenta en materia de renovables. No obstante, para algunos analistas, todavía es muy pronto para hablar de un mercado del hidrógeno en estas tierras y describen su presente como un rompecabezas más que como una carrera.
Autonomía y carga
En nuestro país, el panorama más factible en el corto o mediano plazo es, según él, el de la utilización del hidrógeno como “combustible líquido en forma de etanol y mezclarlo con el GNC y llevarlo a taxis y eventualmente poder a un colectivo”. La opción de llevarlo a los vehículos eléctricos con celdas de combustible se presenta más lejana.
En cuanto a la autonomía que permite, estima que una carga ronda entre los 500 y los 2000 kilómetros, según el tanque. Mientras que repostar un tanque de hidrógeno puede llevar entre tres y cinco minutos. En contraste, la carga de la batería en los autos eléctricos puede llevar alrededor de una hora.
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“Las automotrices se están dando cuenta de que la producción de litio no da abasto si quisieran abastecer a todos los autos a nivel mundial. Hoy por hoy el hidrógeno es el único combustible que no genera residuo, porque aún en el caso de la electricidad te puede quedar la duda de dónde proviene la fuente eléctrica”, explica. Es decir, si al enchufar un auto eléctrico para su carga hay detrás una central de carbón, se pierde todo tipo crédito de que ese auto sea completamente “limpio”.
Plan Nacional de Hidrógeno
Algunas voces de la industria consideran que hay ciertos indicios de que el Gobierno tiene el interés de retomar la Ley de Hidrógeno que en su momento había promulgado Néstor Kirchner. “Sería retomar algo que está y que tiene mucho potencial a futuro”, dice Bertenasco. La ley 26.123, sancionada en agosto de 2006, que en su artículo segundo “promueve la investigación, el desarrollo, la producción y el uso del hidrógeno como combustible y vector energético, generado mediante el uso de energía primaria y regula el aprovechamiento de su utilización en la matriz energética”.
Casi quince años después, la ley sigue sin contar con decreto reglamentario, por lo que su puesta en práctica aún está en espera. A su vez, en 2014 fue presentado un Plan Nacional de Hidrógeno que contemplaba la puesta en marcha de 24 programa en torno a la producción y estudio del hidrógeno, y un presupuesto total de U$S 42 millones. El tiempo corre y se suma la problemática de que lo dispuesto por el texto de la ley promulgada perdería vigencia el año que viene, tal cual lo determina el artículo 21.
Al día de hoy, existen proyectos como el de Hychico S.A., ubicado a 20 kilómetros de Comodoro Rivadavia, en donde levantaron una planta que cuenta con dos electrolizadores y está en funcionamiento desde 2008.