Las buenas intenciones pueden chocar contra la cruda realidad. Es lo que puede ocurrir con la transición energética, de no haber cambios en la extracción.
En los esfuerzos globales para avanzar en la descarbonización, los especialistas reconocen el papel crítico y absolutamente central que tienen dos minerales como son el litio y el cobre. El primero, para el almacenamiento en baterías de ion-litio y el cobre para la transmisión.
Más allá del consenso internacional y la necesidad de dar pasos firmes en la transición energética hacia el carbono neutro en 2050, tal cual surgió de las recomendaciones del Acuerdo Climático de París, lo cierto es que las condiciones y la velocidad del avance impone importantes desafíos a la industria minera.
El principal, se observa en la extracción de cobre, dada la gran cantidad de mineral que se necesita para reemplazar por ejemplo a una usina de carbón. Pero, además, porque extraer más cobre significará inevitablemente, usar más agua y requerir la generación de más energía, que hoy se produce con los métodos que se quieren reemplazar. Algo así como un perro que se muerde la cola.
“Se tardan 16 años, en promedio mundial, desde el descubrimiento de la nueva materia prima (por ejemplo cobre) hasta que se excava la primera pala en una mina operativa”, le dijo Michael Goodsite, profesor de Ingeniería Civil y Ambiental de la Universidad de Adelaide (Australia) al portal especializado en ingeniería Create de Australia.
Goodsite considera que “las nuevas minas descubiertas hoy no estarán en línea hasta alrededor de 2038”. Bajo estas consideraciones, para alcanzar el objetivo de carbono neutro (net zero) “tenemos que mejorar en la minería más profunda y la extracción de cobre de minerales más complejos” de manera más eficiente.
Potencial cráter
“Esto es lo que llamamos la paradoja del cobre. Es posible que tengamos que usar más energía y más agua. Entonces, es un verdadero desafío, y es por eso que hemos establecido un esfuerzo de investigación colaborativo”.
Goodsite le pone números al asunto, a partir del caso de las centrales eléctricas de carbón como las que operan en la costa este de Australia y suponiendo que se reemplacen por energía eólica.
“Para obtener la misma cantidad de energía que produce la planta actual, necesitaremos construir aproximadamente 17 parques eólicos, cada uno con alrededor de 100 molinos de viento”, detalló.
El experto destacó que cada molino de viento requiere unas 8 toneladas de cobre. “Necesitamos ocho toneladas multiplicadas por 100 molinos de viento, multiplicadas por 17 parques eólicos, para reemplazar una central eléctrica de carbón”, dijo y a esto hay que sumarle la conexión de los molinos a la red con alambre de cobre.
Y sorprendió al comentar que con las técnicas y métodos de extracción actuales y la ley de cobre necesaria, “tendría que extraer alrededor de 110 t de mineral para obtener esas ocho toneladas de cobre (un molino de viento). Multiplique eso por 100 y luego por 17 y obtendrá lo que podría ser un agujero muy grande en el suelo”.
Aspiradora de dólares
Adicionalmente, está la cuestión de la inversión necesaria para avanzar en los nuevos proyectos de minería de cobre.
Una reciente investigación de la consultora internacional Wood Mackenzie, que lleva por título “Metal rojo, demanda verde: el papel crítico del cobre para lograr el Net Zero”, señala que tomando en cuenta los objetivos del Acuerdo Climático de París se requerirá durante los próximos 10 años el equivalente a 9,7 millones de toneladas de nuevo suministro de cobre, por encima de lo que se está extrayendo en este momento.
Gran parte de esos proyectos ni siquiera han sido aprobados. Wood Mackenzie estimó que esa actividad extractiva requerirá unos US$ 23.000 millones anuales durante 30 años, para lograr el objetivo.
Casi una quimera. Mientras tanto, los especialistas recomiendan buscar la eficiencia y mejoras en la emisión en cinco aspectos:
- Encontrar el cobre de la manera más responsable y sostenible.
- Optimizar el uso del agua y los requerimientos energéticos en el proceso de extracción.
- Fragmentar, clasificar y transportar los materiales en un marco de cero emisiones.
- Avanzar en tecnología para ventilar las minas de manera más eficiente y optimizar el entorno de trabajo seguro.
- Separar los minerales valiosos de los crudos de manera más eficiente.