Las acciones de la empresa caen un 4%, pero muchos recuerdan el buen desempeño durante el primer mandato del petista y confían en que puede revertirse la tendencia.
Las primeras señales del mercado luego de la asunción de Lula Da Silva como nuevo presidente de Brasil no son buenas para Petrobras. Las acciones del gigante petrolero cayeron casi un 4% en una muestra de rechazo a las medidas iniciales de la administración petista.
Sin embargo, muchos recuerdan el gran crecimiento que tuvo la compañía durante el primer mandato del oriundo de Pernambuco -donde se concretaron los descubrimientos del Presal- y sugieren tomar con pinzas estos primeros movimientos en la bolsa.
En primer lugar, el nuevo gobierno confirmó el retiro de la petrolera del plan de privatizaciones que había iniciado Bolsonaro y la suspensión del plan de desinversión que estipulaba la venta de refinerías y gasoductos. Por el contrario, se anunció que en 60 días se dará a conocer una hoja de ruta de expansión del parque refinador que tendrá foco en las regiones del Norte y el Nordeste, las que muestran mayores cuellos de botella en infraestructura del Downstream.
“Frenar la venta de activos es una política correcta porque la empresa se estaba descapitalizando y le conviene seguir siendo una compañía integrada”, sostuvo en diálogo con EOL, el analista de mercados, Francisco Uriburu.
En segundo término, se destaca una de las decisiones más polémicas para el mercado: la creación de un fondo de estabilización de precios de combustibles en los próximos 90 días que anticipa una intervención mucho más fuerte del Estado.
“A primera vista, la llegada de Lula está siendo interpretada como un estatismo que puede limitar el crecimiento de Petrobras. Pero no necesariamente el control de precios implica un perjuicio para la empresa, va a permitir un control más estricto de sus operaciones. Con los actuales precios de petróleo, la compañía tiene buenos márgenes de rentabilidad y todavía tiene muchas áreas de Presal para vender y para asociarse con petroleras extranjeras”, subrayó Uriburu.
El tercer punto de análisis radica en el nombramiento del ex senador Jean Paul Prates como presidente de la firma. Este abogado del riñón del PT fue el principal interlocutor energético de Lula en los últimos tiempos y es un férreo defensor de un viraje hacia energías renovables, lo que trae cierta incertidumbre a los accionistas de Petrobras.
“Es cierto que el mercado hubiera preferido una persona del rubro petróleo, pero dada la importancia de Petrobras para la economía brasilera no es inusual ni desatinada la elección de un político. Respecto al giro a renovables hay que recordar que se trata de una estrategia de inserción internacional que pueden volver a convertir a Lula en el Regional Manager de Latinoamérica, tal como fue durante la época de Obama”, agregó el analista.
