El tercer grupo del Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC) encargado de desarrollar estrategias de mitigación publicó un informe en el que advierte que de no cambiar radicalmente las estrategias mundiales, el calentamiento global tendrá impactos sociales y económicos irreversibles.
Los científicos del tercer grupo del Panel Intergubernamental de Expertos para el Cambio Climático advirtieron a los gobiernos de todos los países que debe haber un cambio radical en sus estrategias para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, y dieron información y líneas que se pueden tomar para evitar los peores escenarios.
El veredicto ya no es solo una advertencia, también es futuro certero: “es altamente probable que se superen los 1,5° C en las décadas venideras”, incluso pronosticaron un aumento de hasta 4° para finales del siglo como peor escenario. Aunque se ralentizó ligeramente el incremento de emisiones, los expertos hablaron de esfuerzos insuficientes para llegar a los objetivos acordados en París hace siete años.
Las consecuencias son palpables. En diferentes partes del planeta se han reproducido estragos que incluyen temperaturas extremas, inundaciones o sequías que duran más de dos años, las zonas más afectadas hasta ahora son el Polo Norte y la región de África subsahariana, aunque el mundo entero a sufrido estragos.
Para la Argentina, el cambio climático puede representar veranos largos con mayor número de olas de calor que llegan hasta los 47° C en algunas zonas, inviernos cortos, y lluvias intensas y esporádicas. Esta situación que afecta a la población y a sectores estratégicos dentro de la economía como la agricultura, ganadería.
El principal motor de emisiones a nivel internacional es el sector energético, que es responsable del 34% de los gases despedidos a la atmósfera, seguido por el industrial (24%), el agrícola (22%), el transporte (15%) y la construcción (6%). Los científicos sugieren, por un lado, una rápida transición de la matriz energética, un corte “inmediato” de las emisiones en casi todos los sectores productivos, y un fortalecimiento de las políticas regulatorias y de incentivos para impulsar el objetivo de “emisión cero”.
Hay una multiplicidad de opciones expuestas en el documento para impulsar el cambio de matriz, no obstante, los expertos ponen a la energía eólica y solar como unas de las tecnologías menos costosas y más efectivas para ese objetivo. “En menos de 20 años, estas dos fuentes redujeron sus costos en un 55% (eólica) y un 85% (solar)”, informaron. En ese sentido, varios países han desarrollado plantas gigantescas, sin embargo, solo en alguno estas fuentes tienen un peso sustancial dentro de sus matrices.
Especialmente 18 firmantes de los acuerdos de París en 2015 han sido férreos en su reducción de emisiones y han logrado ejemplos sin precedentes para los últimos 10 años. Por su lado, las principales regiones contaminantes siguen aumentando su producción de gases, especialmente América del Norte, Medio Oriente y Asia del Este. A estos se adhieren países en vías de desarrollo que en el último tiempo han impulsado la explotación de energías no renovables como el carbón, el petróleo y el gas.
América Latina se posicionó como la cuarta región que más gases arrojó desde 1890, y en 2019 superó a la europea en cuanto a emisiones per cápita de CO₂. Pero la razón principal del alza no es el desarrollo industrial, sino la pérdida de bosques y el cambio de uso de suelo; en otras palabras, la expansión agrícola-ganadera y la silvicultura, dos sectores que, según el mismo informe, tienen mínimas regulaciones ambientales.
En el mundo las políticas han sido “masivamente insuficientes” para contrarrestar las causas del calentamiento global, de continuar con la tibieza de estas, se superarán los 1,5° C para el 2030, según los expertos en el informe.
Si bien en la última década, la política ambiental se ha convertido en un tema de la agenda pública, “solo un 53% de los gases de efecto invernadero están cubiertos directamente por leyes enfocadas en controlar las emisiones”. Esto se traduce en que la mitad de los GEIs están desreguladas o, en el mejor de los casos, manejados con políticas indirectas.
Por otro lado, los mercados de carbono se han expandido, aunque no equitativamente. Las regiones con mayor desarrollo tecnológico y estabilidad económica han logrado una mejor implementación de estos. Algunos sectores, especialmente en países desarrollados, son los mayores responsables de las emisiones. El 10% de las familias del mundo emiten más de un 34% del CO₂-eq, un 40% cubre un 51% de las emisiones y el otro 50% de la población (que gana menos de 3 dólares por día) emite entre el 13 y el 15%.
En cuanto al apoyo internacional, “el compromiso del pago de 100.000 millones de dólares por año a países en vía de desarrollo no se ha cumplido como se prometió, por el contrario, se ha invertido en el desarrollo de energía fósil en los últimos años”, agregaron.
Los expertos hablaron de una urgente necesidad de impulsar estrategias contundentes. Incluso advierten que los impactos económicos de sobrepasar los 2°C serán mayores que los de invertir en planes de mitigación hoy. Aunque advierten que las presentes crisis económicas están respondiendo de manera contraria a las necesidades ambientales, lo que traerá consecuencias graves en el corto (2030), mediano (2050) y largo plazo (2100).