El ministro presentó un borrador que está siendo analizado por el sector privado y la oposición. Los ejes principales y los estudios encargados para definir la estrategia de desarrollo.

El Gobierno está convencido de que el hidrógeno constituye una oportunidad histórica para la Argentina y pretende desarrollarlo antes de que otros competidores como Chile saquen una ventaja inalcanzable y acaparen el grueso de las inversiones globales.
Para ello, está avanzando con numerosas reuniones con el incipiente sector privado relacionado a la actividad en el país -como se vio en el último Foro organizado por Gustavo Béliz– y ya redactaron un proyecto de ley para crear un régimen de promoción por 20 años al que tuvo acceso este medio.
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En la Rosada aclaran que se trata de un primer borrador que será sometido a los cambios que planteen tanto empresarios como legisladores de todo el arco político. La idea es que salga por absoluto consenso para constituir una verdadera política de Estado como sucedió con la industria del software, algo que extrañamente se da por estas tierras.
Aún así, el proyecto presentado por el ministro Matías Kulfas emerge como una clara referencia en torno a la que se centrará el debate sectorial de los próximos meses. Los cuatro ejes que plantea el borrador son impulsar la producción y exportación de hidrógeno neutro o bajo en emisiones de carbono (Azul, Verde y Rosa), promover su utilización en el transporte público, desarrollar una cadena de proveedores nacionales e incentivar la investigación tecnológica.
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Entre los principales beneficios para alcanzar esas metas, se destaca la devolución anticipada del IVA para la adquisición de bienes de capital u obras de infraestructura, la amortización acelerada del Impuesto a las Ganancias para inversiones realizadas durante los primeros diez años de vigencia de la ley, un tope del 5% para los derechos de exportación en hidrógeno verde y del 7,5% en hidrógeno azul y libre disponibilidad de divisas para el 50% al 80% de las exportaciones que surjan de los proyectos de inversión, dependiendo de si esos montos superan los 50 millones de dólares o no.
A su vez, el régimen exime a las empresas del pago de impuestos sobre la distribución de dividendos en la medida que sean reinvertidos, derechos de importaciones o tasa estadística y el impuesto a los combustibles líquidos.
Además de estos incentivos, los beneficiarios tendrán estabilidad fiscal por 20 años y gozarán de una amplia disponibilidad crediticia a partir de la creación de un fondo fiduciario. Como contrapartida, se prohíbe la producción de todo hidrógeno no renovable o neutro en carbono a partir del quinto año de la sanción de la ley, lo que obliga a una acelerada transición a todas las industrias que utilizan este insumo.
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Más allá del régimen de promoción, en el Ejecutivo consideran que la estrategia de desarrollo del hidrógeno es parte de un debate mucho más amplio que será definido durante el segundo semestre del año, tal como anunciaron Béliz y Alberto Fernández en el evento del lunes.
En ese sentido, se mandaron a hacer estudios de impacto fiscal; análisis de costos, tecnología necesaria y posibles mercados a conquistar; marcos regulatorios sobre certificaciones; implementación de proyectos pilotos; y acuerdos internacionales en los que se destaca el interés de Alemania, Japón y Corea del Sur, tal como se reflejó en el Museo del Bicentenario.