El cambio de gobierno ante el retiro de las tropas estadounidenses generó un revuelo en la región y crece la incertidumbre en los mercados.
Es sabido que todo conflicto político en el Medio Oriente tiene una repercusión inmediata en los precios del petróleo. Incluso si el país involucrado no es un gran productor de hidrocarburos como el caso de Afganistán que, a su vez, hace tiempo dejó de estar entre los planes de las petroleras como posible corredor para evacuar las reservas de Turkmenistán a los puertos del Océano Índico. Proyecto fallido que supo tener como protagonista a Carlos Bulgheroni y su recordada reunión con los talibanes en pleno desierto.
Es que la toma de Kabul luego de 20 años frente al retiro de las tropas norteamericanas es un fenómeno que excede las fronteras afganas y que tendrá repercusiones en todos sus vecinos. Estos sí, enormes potencias hidrocarburíferas como Irán, Turkmenistán, Uzbekistán y hasta en países que, si bien no limitan como Arabia Saudita e Irak, son actores relevantes de la geopolítica regional.
“Afganistán está desequilibrando la geopolítica de la región. Vuelve a aparecer el peligro del terrorismo y eso está desestabilizando los mercados financieros y los commodities. La película recién empieza, vamos a ver como sigue, pero el principio no me gusta nada”, afirma el analista de mercados, Francisco Uriburu.
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Durante la última semana que derivó en la toma del poder de los talibanes, del 12 de agosto hasta hoy miércoles, el Brent transitó un sendero bajista que acumuló una corrección del 6%. De todos modos, los vaivenes también están afectados por el menor crecimiento de China reflejado en los indicadores de julio y la incertidumbre por la variable Delta.
“Mientras el conflicto quede encapsulado en Afganistán no pasará a mayores. Ahora bien, si esto escala a un problema regional o incluso a potencias aliadas que puedan intervenir como China y Rusia, no sólo puede haber impacto en los precios de la energía, sino también en otros commodities y otras cotizaciones bursátiles”, advierte a EOL el especialista en comercio internacional y director de la consultora DNI, Marcelo Elizondo.
El papel que tomarán Rusia y China no será un aspecto menor y en eso coinciden diversos analistas. El repliegue estadounidense ofrece la tentación de ocupar un espacio vacío que sin dudas será aprovechado. No obstante, se tratará de un juego muy delicado por la diversidad de intereses y alianzas que se entrecruzan en la región.
“Esta decisión de Biden puede ser leída en la región como una señal de debilidad. La guerra terminó en un gran fracaso y demuestra que, a pesar de su poderío militar, a Estados Unidos le resulta muy costosa una intervención armada en Medio Oriente. En consecuencia, habrá un fuerte incentivo a que jugadores importantes de la zona como Irán, empiecen a desplegar una política exterior mucho más agresiva para ganar influencias”, señala Guido Feld a este medio, magíster en Estudios Internacionales y miembro del CEPI.
Al mismo tiempo, en el teatro de operaciones también aparecen incentivos en sentido inverso por miedo a sanciones económicas por parte de Estados Unidos y la comunidad internacional. El ejemplo de Irán es muy claro. Con la salida de Trump de la Casa Blanca, está empezando a volver a insertarse formalmente en el comercio exterior de hidrocarburos y busca un nuevo acuerdo que le permita recuperar los mercados que supo tener.
“Depende de qué agenda prevalezca en Teherán. El régimen tiene una rivalidad histórica con los talibanes desde el punto de vista sectario, pero probablemente intente que esa inestabilidad no se propague a su país y evitar volver a ser sujeto de posibles sanciones internacionales”, agrega Feld, en ese sentido.
Este mismo incentivo es el que explica las declaraciones moderadas de los talibanes de las últimas horas y sus promesas de respetar los derechos de las mujeres y no albergar a grupos terroristas, justamente los dos requisitos que estableció la Unión Europea para sentarse a negociar con el grupo insurgente.
“Los primeros pasos dados por el régimen son muy prudentes. No creo que a la cúpula de los talibanes le convenga agregar otro problema internacional que les complique lo que es hacerse cargo de los resortes de poder a nivel interno. Por lo que, en lo inmediato, no veo gran afectación. Habrá que ver en el mediano plazo”, asegura Miguel Ponce, especialista en comercio exterior.