Luego de las amenazas de las distribuidoras en la audiencia pública, el gobierno decidió tensionar más la relación y otorgarles un aumento mucho menor que al de las transportistas.
Tras confirmar la actualización tarifaria del 20% para el gas natural, el gobierno publicó los nuevos cuadros para la energía eléctrica que incorporan una suba promedio del 22% para todos los usuarios del AMBA.
La novedad, en este caso, es la gran diferencia aplicada entre transportistas y distribuidoras, con las que el gobierno mantiene una relación cada vez más conflictiva. Mientras que a las primeras se les reconoció un ajuste del 41%, las segundas solo verán un incremento nominal del 4% en sus ingresos, es decir, una enorme pérdida en términos reales luego de contrastarlo contra la inflación.
Como explicó EOL, en la última audiencia pública, la tensión llegó a su pico cuando desde Edenor llegaron a amenazar con suspender los pagos a Cammesa y las obligaciones impositivas.
La empresa argumentaba que, con una inflación acumulada del 196% desde marzo del 2019, los aumentos otorgados apenas llegaron al 20%, lo que les generó una pérdida superior a los 10.000 millones de pesos en último año.
[Tensión en la audiencia pública: amenazas de las empresas al ENRE si no sube las tarifas]
“Otros sectores de la industria reciben tarifas dolarizadas y actualizadas como los productores de gas, petróleo y generación eléctrica. No creemos justo que siendo todas empresas parte del mercado eléctrico argentino y, por ende, con impacto en la factura, tengamos un tratamiento tan diferente. La mayor parte del incremento tarifario de los últimos años fue para cubrir el mayor costo de generación de energía eléctrica. No hay ningún subsidio a Edenor”, cuestionaron en esa ocasión.
Ahora, esta diferencia de trato respecto a las generadoras se volvió a materializar. El precio estabilizado de la energía tendrá un alza del 17%, cuando ya había gozado diversos incrementos en estos dos años.
La clave para justificar esto, claro está, es que el segmento de generación no es considerado un servicio público como sí lo es el transporte y la distribución de electricidad y, por lo tanto, no se rige por los mismos criterios de regulación. A su vez, se trata del segmento más importante dado que sin incentivos para la generación, no habría energía disponible.
