El conflicto disparó el precio de los commodities que se usan como insumo base de los biocombustibles y no pueden trasladar esta suba a precios sin el aval de la secretaría de Energía.
La guerra entre Rusia y Ucrania continúa golpeando a la industria energética argentina. Además de las subas en el precio del petróleo y el gas que tendrán un impacto severo en las importaciones locales de hidrocarburos, ahora la volatilidad de los mercados empieza a afectar a los productores de biocombustibles.
Como Ucrania es un gran productor de cereales y oleaginosas, el mercado interpretó que su oferta se verá restringida y, consecuentemente, los precios de la soja y el maíz en Chicago registraron incrementos abruptos.
El problema es que este aumento de costos para los productores locales de biodiesel y bioetanol no puede ser trasladado a precios sin el aval de la secretaría de Energía, que fija una fórmula trimestral a la que todavía le queda más de un mes de vigencia. Por lo tanto, durante este lapso, el sector debería asumir la pérdida y seguir vendiendo a estos valores con costos que le quitan toda rentabilidad.
“El precio del aceite de soja está alcanzando máximos históricos. Con lo cual, se ha estrechado muchísimo el margen que tienen las pymes fundamentalmente para operar atendiendo esa oferta necesaria para el corte obligatorio en el gasoil. Además, hay que tener en cuenta que el Banco Central ha incrementado el ritmo devaluatorio de acuerdo al compromiso asumido con el FMI para achicar la brecha cambiaria y, por lo tanto, eso implica otra presión sobre precios que fueron determinados antes sin tener en cuenta estas cuestiones”, explicó a EOL Claudio Molina, Director Ejecutivo de la Asociación Argentina de Biocombustibles e Hidrógeno.
En esa línea, el referente de la Liga Bioenergética y Presidente de la Cámara Santafecina de Energías Renovables, Juan Facciano, manifestó a este medio que se han comunicado con Darío Martínez no solamente para que tenga en cuenta este contexto en el sendero de precios que empezaría a regir en el mes de abril, sino que también se habló de “la posibilidad de revisar el precio que ya estaba fijado para marzo”.
[El biodiesel acumula una suba del 170% en 2021 y mete presión al combustible]
Por su parte, el caso del bioetanol a base de maíz es todavía más preocupante ya que, se fijó la regla de ajustar el precio en función del ajuste del surtidor de naftas, que mantiene un atraso considerable desde mucho antes que estalle la guerra europea que voló por los aires todos los precios.
“Ahí tenemos un flor de problema. Porque ante la enorme suba del precio de los combustibles a nivel internacional, siendo Argentina estructuralmente importadora, la presión que se ejerce sobre los precios en surtidor que ya venían atrasados va a ser enorme”, agrega Molina.
En tanto, el panorama para los exportadores, que en principio parecían beneficiarse por una suba del petróleo por encima de los 100 dólares que tornaba más competitivo el biocombustible, ya no goza de este beneficio por el salto en los granos y el aceite.
“Los precios récord en Chicago de los cereales base de los biocombustibles dejan fuera de combate a los productores de biodiesel locales que no pueden transferir a precio final el aumento brutal de costos. El volumen que hacen es muy alto y si no pueden producir va a terminar faltando combustible”, señala, en ese sentido, el analista de mercados Francisco Uriburu.
Cabe recordar que, a pesar de la modificación de la ley en 2021 que redujo los porcentajes de corte obligatorio de biocombustibles en las naftas y el gasoil, todavía mantienen un peso destacado que termina repercutiendo el surtidor. Como explicó EOL, en 2021 el biodiesel acumuló una suba del 170% que no fue trasladada a surtidor e incrementó el atraso de las naftas que vienen reclamando las refinadoras desde hace meses.
