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HVO, la nueva frontera en combustibles a base de soja

El aceite hidrotratado o hidrobocombustible permite reducir la huella de carbono en un 90% hasta llegar a su uso vehicular.
Biocombustibles

Los caminos de la producción de combustibles de origen vegetal y de la producción agrícola vuelven a cruzarse a partir de algunos desarrollos que ya están mostrando resultados positivos.

El HVO o Hydrotreated Vegetable Oil es una variante de biocombustible a base de soja, que podría ampliar la frontera exportadora del principal grano generador de divisas para el país, si se toma el complejo en toda su magnitud.

Ya se está avanzando en la aplicación de esta tecnología en Estados Unidos y naciones europeas como Reino Unido, Alemania y los Países Bajos, y se está experimentando en países escandinavos y de Europa Oriental como los países bálticos.

Se estima que el HVO puede contribuir a una fuerte baja de la huella de carbono en la producción de combustibles renovables, reduciendo en un 90% las emisiones de dióxido de carbono desde la producción de soja hasta su uso vehicular.

Los principales avances en esta tecnología se han logrado en Estados Unidos y países de Europa Occidental, empleando esta variedad de biocombustible en las redes ferroviarias, y la flota de camiones.

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Es un paso clave en la Unión Europa, por cuanto el HVO se puede utilizar en motores de camiones Euro VI sin necesidad de adaptaciones anunció Mercedes Benz trucks. Tampoco se requieren cortes en los biocombustibles, como ocurre en la actualidad, erigiéndose en un sustituto total del diésel mineral.

Biodiésel vs HVO

Una diferencia fundamental con el biodiésel convencional es que e HVO utiliza el hidrógeno para el proceso de catalización en lugar del metanol. Y justamente, esto es lo que permite esa reducción en las emisiones de gases de efecto invernadero (carbono).

En diálogo con la agencia Télam, Gustavo Idígoras, titular de la Cámara de la Industria Aceitera de la República Argentina y del Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC) destacó que el HVO toma cuerpo a partir de “la fuerte política de biocombustibles de última generación, lanzada por Estados Unidos, que va a sustituir los combustibles fósiles y que está basada en aceite de soja renovable”.

Y agregó: “Esta revolución energética en Estados Unidos está generando miles de millones de dólares de inversión”.

Para ello se basó en un informe del director de la consultora Agritrend, Gustavo López, quien puntualizó que en ocho años el consumo mundial de biocombustibles en general creció en un 72%.

Pero si se observa el desagregado de esa evolución se advierte que el biodiesel tuvo un incremento de 53%, mientras que el HVO se disparó nada menos que 487%, aunque es cierto que desde niveles más bajos.

El campo en alerta

Pero el HVO también tiene su lado B. Y es que su producción generará grandes volúmenes de residuos, que en este caso tendrán impacto en un producto emblemático del mix de exportaciones argentinas.

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“El sobrante de la molienda será la harina de soja, el gran producto de exportación de la Argentina”, aseguró Idígoras.

El dirigente empresarial agregó que “Estados Unidos va a tener grandes excedentes que va lanzar al mercado mundial, bajando precios y desplazando a la harina de soja argentina, lo que es una gravísima amenaza que tiene Argentina para los próximos años”.

Justamente, analistas consideran que este desarrollo del país norteamericano tendrá un triple efecto a nivel global. Por un lado, tendrá un impacto en el mercado de hidrocarburos, con precios que tenderán a caer por un menor consumo del mayor demandante mundial, Estados Unidos.

Pero también generará cambios en la producción y comercialización de soja, con aumento de la producción y mayores volúmenes destinados a la industrialización. Y finalmente, el mencionado efecto sobre el comercio internacional de soja y derivados, que podría afectar la balanza comercial argentina.