Instalando parques fotovoltaicos comunitarios en conjunto, generan energía propia que recuperan con un crédito monetario en sus facturas mensuales.
Las localidades de Oncativo y Arroyo Cabral, en el interior de la provincia Córdoba, lideran experiencias pilotos de lo que puede ser una tendencia irreversible. La idea es que las comunidades o grupos de vecinos puedan asociarse para producir energía. O que, por ejemplo, sean las propias cooperativas de servicios de distribución eléctrica las que lideren los procesos de producción de energías limpias a través de la instalación de parques fotovoltaicos comunitarios a escala. Estos permiten, por un lado, generar energía propia que se recupera con un crédito monetario a través de las facturas mensuales, y un ahorro en las emisiones de carbono que puede comercializarse en el mercado internacional de bonos.
Para que este tipo de proyectos sea posible la primera gran pata tiene que ver con lo normativa. La provincia de Córdoba es la única en el país que cuenta con una resolución acordada en donde se crea la figura de la generación comunitaria distribuida (GCD). Mediante una disposición aprobada en julio del año pasado por el Ministerio de Servicios Públicos, a través de la Secretaría de Biocombustibles y Energías Renovables, se permitió que varios usuarios puedan asociarse para producir energías renovables, ya sea financiando un parque eólico, fotovoltaico u otras alternativas.
A fines del año pasado, en Oncativo, se instalaron 168 módulos que prevén una capacidad 76,44 kWp y 60 kW de Potencia, capaz de abastecer a unos 50 hogares y reducir emisiones por unas 1333 toneladas de dióxido de carbono. Y entre los socios del emprendimiento se encuentran la Cooperativa, un geriátrico y una industria. Y prevén en el corto plazo elevar la capacidad de producción a 300 kw, lo que les permitiría subir varios escalones en la valorización tarifaria de su contribución.
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En Arroyo Cabral la planta fue es de similares características: 154 módulos dan una potencia total de 70,7 kWp permitiendo una reducción de emisiones de 1.161 toneladas CO2e.
Los proyectos integran una experiencia piloto dentro de programa “Financiamiento de Carbono para proyectos de Generación Distribuida Comunitaria en Zonas Rurales” desarrollado por Hins Energía en asociación con Soventix y First Climate bajo la órbita de la Plataforma interdepartamental Suiza REPIC. Según los responsables del proyecto, las reducciones de carbono podrán monetizarse a través de estas plataformas mediante la venta de estos servicios de incautación a empresas que necesiten compensar sus emisiones.
La normativa permite que “una industria puede asociarse con tres vecinos que viven en el cuarto y en el quinto piso, que quieren producir energía renovable pero no pueden porque no tienen superficie. Y, a su vez, ser socios del Municipio para abastecer el alumbrado público”, ejemplifica Carlos Villar, presidente de Hins Energía.
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En la práctica, según indica la norma, “varios usuarios (comerciales, industriales, públicos, organizaciones no gubernamentales y/o residenciales) son dueños, en la proporción que deseen, de una o varias fuentes de generación de energía renovable: generador eólico; turbina hidráulica; parque solar; generador con biodiesel o biogás”.
La reglamentación indica que “la energía generada en el sitio más conveniente, se transporta a través de la red pública hasta el lugar donde la consumen los copropietarios: el hogar, el municipio, la heladería o el taller”. Y “en la factura del servicio de energía de cada usuario, se restará el crédito en pesos que generó su energía”.
Hins Energía prevé el desarrollo de dos nuevos proyectos fotovoltaicos en la provincia en los próximos meses. Y si bien estos no tienen aún una dimensión capaz de modificar la matriz energética generan un cambio cultural al amparo de normas novedosas. “Son conceptos muy revolucionarios que hoy se están dando en Córdoba, porque la normativa se adecuó a las necesidades y a lo que viene”, cierra Villar.
