Pese al optimismo por el futuro de Vaca Muerta, la incertidumbre por el abastecimiento energético de este invierno se adueñó de las discusiones en la Expo Oil & Gas de este año. Qué anticipan las figuras más reconocidas.
Más allá de la alegría por la vuelta a la presencialidad y por los avances que año a año confirman el enorme potencial de Vaca Muerta de cara al futuro, la Exposición Argentina Oil & Gas 2022 (AOG) estuvo marcada por un debate sumamente preocupante: cómo se conseguirá el gas necesario para abastecer la demanda del país durante el próximo invierno.
El panorama ya era desafiante incluso desde antes del inicio de la invasión rusa a Ucrania. La falta de inversiones petroleras en el mundo por la aceleración de la transición energética marcaba un piso de precios muy alto que sin dudas iba a implicar un agravamiento de la balanza comercial energética nacional.
A ese cuadro, primero se le sumaron una serie de factores que, además, generaban una necesidad de mayor demanda de gas natural respecto a los registros del 2021. Para empezar, Bolivia avisó que entregará menos gas. A su vez, los meteorólogos confirmaron que el fenómeno de sequía se mantendrá durante este año, por lo que la generación hidroeléctrica podría experimentar una nueva caída. Y finalmente, la demanda local subió por encima de lo esperado y deja un arrastre que eleva las previsiones de consumo para este invierno.
Es decir que, tanto por precio como por cantidad, se esperaba que las importaciones energéticas argentinas peguen un salto importante, lo que significaba un problema para las reservas del Banco Central y para las metas de déficit fiscal, pero no implicaba un riesgo de desabastecimiento. Hasta que llegó la guerra en Europa.
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Ahora, no solamente está garantizado un contexto de precios astronómicos, sino que el mundo se está peleando por quién se queda con los pocos cargamentos de GNL disponibles, lo que, naturalmente, terminará con muchos países que no van a poder satisfacer su demanda interna de gas aunque tengan el dinero para pagar las importaciones.
“Europa decidió reemplazar al menos dos tercios de ese gas ruso para fines del 2022 y el gran problema lo vemos en GNL, donde no existe oferta para abastecer la demanda europea. Sin duda, esta es una mala noticia para la Argentina que el año pasado importó 55 barcos y este año preveía importar entre 60 a 65 barcos. El problema es que no creo que haya esos barcos en el mercado y tampoco los podríamos comprar a estos precios. Así que habrá que revisar las prioridades”, sentenció el CEO de Pan American Energy, Marcos Bulgheroni.
El reconocido consultor energético Daniel Gerold trazó un panorama similar. Aconsejó al gobierno convocar a un Comité de Crisis para “administrar la escasez” y citó el ejemplo de la gestión de Raúl Alfonsín, donde se realizaron cortes programados muy impopulares en la población, pero que evitaron la paralización de la industria.
Otra de las alternativas planteadas por Gerold fue una evaluación del mercado para determinar si no es conveniente comprar combustibles líquidos refinados, que si bien siempre son más caros que el gas para la generación eléctrica, en este contexto atípico podrían ubicarse por debajo del GNL.
En ese sentido, para Teófilo Lacroze, presidente de Raízen Argentina, la refinadora que utiliza la marca Shell, conseguir gasoil tampoco será una tarea sencilla. “La coyuntura de la guerra muestra que claramente no está garantizado el abastecimiento de productos importados, especialmente el diesel que Argentina importa el 30%. Hoy el mercado está importando el doble que el año pasado y si le ponés el factor precio, es el triple. Con lo cual te habla del desafío que será el próximo invierno”, advirtió.