Inicio Gas ¿Cómo es el conflicto judicial que bloquea al buque regasificador de Escobar?

¿Cómo es el conflicto judicial que bloquea al buque regasificador de Escobar?

Se trata de una ventana de importación clave, sin la cual entra en riesgo el abastecimiento de gas para el próximo invierno.
IEASA

La programación del esquema de importaciones de gas para el próximo invierno se está convirtiendo en un verdadero dolor de cabeza para el Gobierno de Alberto Fernández.

Con la caída de producción que trajo aparejada la pandemia y el menor flujo desde Bolivia a raíz del nuevo contrato firmado el 31 de diciembre, las compras de GNL emergen como el sustituto principal.

Si bien se prevé que su valor se triplique en relación a los precios excepcionalmente bajos registrados durante 2020, sigue siendo la alternativa más económica y más confiable para el sistema energético en términos técnicos.

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El problema es que las dos ventanas históricas se encuentran bloqueadas, al menos, momentáneamente. Por un lado, el buque regasificador de Bahía Blanca fue despedido en 2018 por una decisión de Mauricio Macri muy cuestionada por el sector.

En tanto, el barco de Escobar se mantuvo operativo hasta el último octubre, cuando el Juzgado Federal de Campana ordenó su clausura por una controvertida denuncia de “peligro de muerte urbana masiva”.

En ese entonces no se le prestó mayor atención a la medida pensando en que sería una cuestión transitoria por sus inconsistencias técnicas y ya que el país ingresaba en la temporada estival y lógicamente dejaba de demandar GNL al exterior por las mayores temperaturas.

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Sin embargo, a un mes de tener que realizar la primera licitación para garantizar la llegada de este insumo a mediados de mayo, la cautelar sigue firme. En este marco es que los equipos de legales de la Secretaría de Energía e YPF ya están pensando en una estrategia a lanzar apenas termine la feria judicial de enero.

Según pudo saber EOL, se presentarán varios informes de distintos entes estatales que avalan la seguridad de esta terminal que funcionó durante una década sin ningún inconveniente y enfatizan su importancia para la matriz energética nacional.

Para tener una idea de lo que está en juego, cabe recordar que en el invierno pasado el 12% del gas utilizado por Argentina ingresó por Escobar. Por su ubicación, la terminal no solo abastece a usuarios residenciales del AMBA, sino también a muchas industrias del cordón Buenos Aires-Rosario y a algunas de las usinas termoeléctricas más grandes del país que, de no tener gas, podrían funcional a base de otros combustibles como el gasoil o el fuel oil, aunque a un costo muchísimo más alto que debería trasladarse a usuarios o al Estado vía subsidios.

Otras de las alternativas que se están evaluando son traer nuevamente el barco que operaba en Bahía Blanca -a sabiendas que será utilizado políticamente por la oposición-, importar GNL a través de Chile -que por limitaciones de gasoductos estaría lejos de poder sustituir el caudal de Escobar- y lanzar una nueva ronda del Plan Gas específicamente para los meses invernales. Según las previsiones de muchos especialistas, será necesario recurrir prácticamente a todas estas opciones por la gravedad de la situación.