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Grave denuncia contra una de las tratadoras de residuos de Vaca Muerta

La fiscalía de Neuquén investiga una serie de posibles actividades ilegales en el manejo de los residuos. El debate sobre el lado B del boom de la formación no convencional estrella de la Argentina.

La Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAAA) compartió un reporte en el que denunció el manejo ilegal de residuos peligrosos por parte de la Compañía de Saneamiento y Recuperación de Materiales S.A. (Comarsa), una de las cuatro empresas que se dedican al tratamiento de residuos peligrosos que vienen de Vaca Muerta. En conjunto con la Fiscalía de Delitos Ambientales de Neuquén, se está investigando el caso.

A raíz de una denuncia penal que hizo la asociación en 2020 se logró allanar las instalaciones del Parque Industrial de Neuquén (PIN) a 5 kilómetros de la capital provincial, en enero de este año. Según los peritos e investigadores que inspeccionaron, hay varias irregularidades y violaciones a la ley por parte de la empresa que derivan en afectaciones ambientales y a la salud.

Según informó el fiscal de Delitos Ambientales de Neuquén, Maximiliano Breide Obeid, no hay plantas de tratamiento en la provincia que puedan recibir todos los residuos producidos por el fracking y la actividad petrolera. “Y si no hay una recepción de los residuos peligrosos que genera la industria, no se puede perforar. Entonces, para poder sortear ese cuello de botella lo que hicieron fue cometer un montón de delitos ambientales”, contó en diálogo con EOL, Martín Álvarez, investigador de OPSur y una de las personas que entraron a la planta.

Una de las irregularidades más grandes que denuncian es que desde su instalación hasta 2017, la empresa tratadora habría acumulado más del doble de residuos que había informado a la subsecretaría de Ambiente de Neuquén. Motivo por el cual esta planta dejó de funcionar desde hace cinco años. Aun así, más de 220 mil m3 de desechos petroleros permanecen acumulados a cielo abierto en la planta lo que representa un riesgo para el ambiente y para la salud de las poblaciones cercanas.

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Los residuos son de consistencia lodosa y de color negro. Tienen olores sulfurosos y cubren 29 hectáreas de terreno. Son tantos residuos que se pueden llenar más de 80 piletas olímpicas hasta el tope. Los montículos sobrepasan los muros de tres metros que lo resguardan.  “Nunca habíamos tenido la posibilidad de subir esas montañas de crudo. Y cuando ves todo lo que está en estado de abandono, sin tratar, te das cuenta de que eso va a quedar por muchísimo tiempo”, opinó Álvarez.

Esta pila de deshechos está en tratamiento, sin embargo, el método es extremadamente lento. El cálculo de las organizaciones involucradas es de más de 20 años lo cual prolonga la probabilidad de contacto con la población cercana, especialmente a las 50 familias que viven a menos de 800 metros de la planta, pero también a toda la ciudad de Neuquén. Varios miembros de organizaciones ambientales y de la sociedad civil neuquina se muestran preocupados ante la probabilidad de que este no sea el único caso puesto que las plantas no dan abasto con el nivel de producción de residuos. “Se necesitan alrededor de 24 plantas tratadoras que puedan procesar lo generado en esta zona de Vaca Muerta, hoy en día hay seis”, explicó en diálogo con EOL, el fiscal Breide.

El caso Comarsa-Parque Industrial

En Neuquén hay cuatro empresas que se dedican al tratamiento de residuos peligrosos: Indarsa, SAN, Treater y Comarsa. Las cuatro empresas tienen sus plantas en la zona de Añelo, cerca de los yacimientos de Vaca Muerta con excepción de Comarsa, que también tiene una planta al lado de la ciudad de Neuquén.

“Por ahora estamos investigando dos casos relacionados con el tratamiento de residuos peligrosos provenientes de Vaca Muerta: el de las plantas localizadas en la zona de Añelo, y la de Comarsa- Parque Industrial”, informó Breide.

Hasta hace cinco años, Comarsa se dedicó a tratar residuos de la extracción de hidrocarburos convencionales y no convencionales en una planta que se encuentra al lado de la ciudad de Neuquén. Para tratarlos, la empresa acumulaba los residuos líquidos en una especie de piletas gigantes y luego las incineraba en hornos especiales.

A partir de 2017, esta planta dejó de funcionar, ya que incumplía una reciente modificación a ley que prohibía el funcionamiento de estas plantas a menos de ocho kilómetros de zonas habitadas. Aún con la prohibición, la empresa siguió recibiendo residuos. “Fueron acumulando niveles sumamente grandes e incluso lo que hacía la compañía era mentir en los volúmenes, pero no es que ocultaban un poco, era más del doble”, denunció Álvarez. Según la denuncia, Comarsa había dicho que tenía 80 mil m3 de residuos cuando tenía 244 mil, mucho más del doble de lo declarado.

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Para Breide, el motivo fue la ganancia que representaba. “La secretaría de Medio Ambiente le hizo algunas infracciones y multas. A pesar de eso, ellos siguieron recibiendo residuos y siguieron cobrando”, informó el fiscal. En estos casos, el sistema de multas puede ser ineficaz ya que las ganancias son mucho mayores a las penalizaciones. “Se convierte en un canon que considera la empresa para hacer la actividad. Yo creo que la empresa hizo el análisis de costo-beneficio y prefirió pagar la multa y seguir con la actividad”, opinó Breide. La multa es una de las pocas medidas que la secretaría puede usar como poder policial, aunque según el fiscal, podrían haber hecho una denuncia penal antes de todo esto, cosa que no hicieron.

Además del cúmulo de residuos, el informe reportó que de 2011 a 2013, la empresa cuadruplicó ilegalmente la superficie de la planta y se convirtió en el depósito de residuos peligrosos a cielo abierto más grande de la Patagonia. “Ellos empezaron a arrojar estos residuos en espacios que ni siquiera eran parte del predio, sino que fueron usurpándolos, la misma empresa”, informó el fiscal. En realidad, una parte de esos terrenos fueron donados por el Concejo Deliberante de Neuquén en 2014 un año después de haberlos ocupado sin permiso. Para 2017, el parque industrial había sextuplicado el tamaño original.

Otra de las denuncias importantes en contra del parque industrial de Comarsa es la falta de regulación del horno que hasta 2017 funcionó sin ningún tipo de regulación de los componentes que liberaba. Según información de los inspectores de la secretaría de Medio Ambiente provincial, la falta regulación es otro de los incumplimientos a la ley. “Todo ese humo caía sobre el asentamiento y sobre la ciudad de Neuquén. Y claro que todo humo hace mucho daño, sobre todo cuando hablamos de procesos industriales como estos, pero tampoco es que abunden los datos”, comentó a EOL, Cecilia Bianco, representante en el caso de la organización Taller Ecologista.

Hace cinco años, a través de protestas, se presionó a la empresa para cerrar el horno. Sin embargo, las montañas de residuo permanecieron en el sitio. “Cuando sacaron el horno perdieron la capacidad de tratamiento. Entonces la única posibilidad de tratamiento que les queda a ellos es lo que se denomina bioremediación”, explicó el fiscal. Lo que hacen es formar una una pila piramidal de ese residuo y esperan a que los agentes naturales como el viento y hongos lo degraden y neutralicen, un proceso que calculan puede durar más de dos décadas. El problema es que necesitan mucho espacio para darle mantenimiento a la bioremediación, cosa que no tienen. “Si estos residuos permanecen aquí por tanto tiempo puede resultar en afectaciones incluso en el agua de la capital. Esto no lo sabemos a ciencia cierta porque no existe información de gobierno que nos hable del estado de esas napas”, opinó Álvarez. Si todo funcionara correctamente, los residuos deberían ser tratados y luego transportados a un relleno sanitario, el problema es que esto no pasará hasta después de los 20 años. Mientras tanto, los montículos se convierten en una amenaza a la salud y al ambiente.

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¿Qué pasa hoy?

Actualmente, la causa sigue en investigación. El próximo jueves, en una audiencia pública se expondrán nuevos datos que las organizaciones ambientales involucradas han recopilado en cuanto al caso de Comarsa, pero también relacionados con la propia actividad en Vacamuerta. Los estudios periciales siguen en proceso y aún no se determina con exactitud los materiales que los residuos de la planta PIN contiene, algo que se espera para los siguientes meses.

Desde finales del 2015, se había dictado una orden para que la empresa comenzará a desalojar los residuos peligrosos del parque industrial por lo que Comarsa elaboró un plan de remediación que debía culminar en 2017. No solo no terminó en tiempo ni forma, sino que cinco años después pidió una prórroga por segunda vez para extender el plan hasta 2024. Comarsa trabaja únicamente en la planta de Añelo, el Parque Industrial de Neuquén alberga 220 mil m3 de residuos.

A este punto parece que la preocupación primordial es la remediación del daño, la protección a la salud de los habitantes y la aclaración de lo ocurrido en el parque industrial de Neuquén. “Tomando las últimas guías de la Organización Mundial de la Salud se confirma que la contaminación del aire es un factor determinante en la salud de la gente y todos los componentes que tienen esas montañas de residuos pueden traer problemas graves”, opinó Bianco. “Nosotros vemos una desprolijidad muy grande en este caso que ya roza en lo delictual, además de la remediación queremos indagar en varias turbiedades que hay detrás de esta empresa”, informó el fiscal.