Las potencias petroleras buscan mantener el precio del crudo cercano a los 100 dólares y están negociando una reducción de bombeo cercana al millón de barriles diarios. El impacto en los mercados.
La próxima reunión de la OPEP del miércoles 5 de octubre promete ser la más importante del año. Anticipándose al nuevo escenario global de altas tasas de interés y recesión económica, las potencias petroleras preparan el recorte de producción mensual más grande desde el inicio de la pandemia.
En ese momento, el parate del coronavirus llevó a una merma en el bombeo de crudo de 10 millones de barriles diarios, que se fue aminorando casi ininterrumpidamente a medida que la pandemia quedaba atrás y las economías se iban abriendo poco a poco.
No obstante, desde hace meses que observan un nuevo panorama con preocupación y ya en la última reunión se decidió un recorte simbólico de 100 mil barriles diarios. Ahora, en cambio, la cifra se estiraría a un millón de barriles, alrededor del 1% de la demanda mundial.
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Cabe destacar que el nivel de producción nunca volvió a los niveles prepandémicos e incluso tampoco se logró cumplir con las cuotas de producción estipuladas por una falta de inversión generalizada. Por ejemplo, en el último mes se incumplió la cuota por unos dos millones de barriles.
El mercado no tardó en reaccionar y los futuros del Brent revirtieron la tendencia bajista de los últimos meses al saltar un 3,4% y tocar los 88 dólares, un nivel que todavía se encuentra debajo del rango de entre 90 y 100 dólares por barril que pretende la OPEP.
“Al rumor de la disminución de producción de la OPEP para mantener los precios, se suma la caída del dólar respecto a las otras monedas, que los inventarios de petróleo en Estados Unidos dieron bajos y que se está terminando la cuota de venta de reservas estretégicas de petróleo anunciada por Biden”, explicó a este medio el analista de mercados, Francisco Uriburu.
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El fenómeno, a su vez, disparó las cotizaciones bursátiles de las principales petroleras mundiales, lo que también se vio favorecido, según Uriburu, por la antesala de la presentación de los balances del tercer trimestre que se presumen positivos.
Más allá de lo que pase en esta reunión, la OPEP seguirá muy de cerca la política monetaria de los Estados Unidos que, en su intento desesperado por bajar la inflación antes de las elecciones de noviembre y ya sin la ayuda de un crudo a la baja, es probable que aplique un nuevo ajuste de tasas.
