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A pesar de la pandemia, las emisiones de CO2 de diciembre escalaron respecto al 2019

Así lo indica un reciente informa de la IEA, que expone que el alcance del parate productivo llegó a su fin y el 2021 podría mostrar la ausencia de cambios clave en las políticas ambientales.

“Si las expectativas actuales de que haya un rebote económico para este año se confirman, y en ausencia de mayores cambios en las políticas dentro de las economías más grandes del mundo, las emisiones a nivel global probablemente se incrementen en 2021”, dijo Fatih Birol, director ejecutivo de la IEA, en un nuevo llamado de atención por parte de la Agencia Internacional de Energía en cuanto a los desafíos ambientales que nuestro planeta afronta contrarreloj y que los especialistas se cansan de enunciar.

El comentario surge a partir del último registro mensual del 2020 sobre emisiones de dióxido de carbono, que muestra que, en diciembre pasado, estas incrementaron un 2% (60 millones de toneladas) a nivel mundial, en comparación con diciembre del 2019.

Después de un abril que mostró una caída sin antecedentes en la demanda energética en el mundo –a excepción de China, que experimentó los niveles más bajos en febrero, ya que fue el punto de partida de la pandemia–, los niveles de emisión comenzaron a recuperarse y ya para fin de año, los números estaban a la par de los gases emitidos en 2019 a pesar de que se mantuvieron muchas prácticas que tiran el consumo de combustibles hacia abaja como por ejemplo la modalidad del teletrabajo.

Muchas voces dentro del sector energético advertían el peligro de quedarse con la imagen de la baja de emisiones contaminantes a la atmósfera. Sostenían que, de no haber un cambio estructural en la manera en que las economías más grandes del planeta se proveen de energía, los niveles de contaminación del aire se recuperarían. En definitiva, según la IEA, diciembre fue testigo precisamente de eso.

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Esto remarca no sólo el hecho de que son varios los indicios que le podrían dar la pauta a uno de que, si existe un escenario lo más parecido posible a la vieja normalidad, nunca estuvimos tan cerca de él como ahora. Además, y lo que es más importante, es que confirma que en la medida que no se dé un reemplazo –de mínima más categórico que el actual– de los combustibles fósiles en la matriz energética, no existe pandemia que por su propio peso pueda cambiar algún destino de nuestro planeta.   

“Si bien el 2020 marcó el mayor declino global de emisiones de CO2 en la historia, la evidencia de un rápido rebote de la demanda de energía y de las emisiones en muchas economías da cuenta del riesgo de que las emisiones incrementen significativamente durante 2021”, señala el informe.  

En el repaso de algunos casos particulares, el informe arroja que China fue el único país que vio incrementado su nivel de emisiones anual, detrás del cual está Brasil, que no llegó a repetir el caso del gigante asiático, pero fue el que más cerca estuvo de hacerlo.

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Birol destaca que, sin embargo, existen ciertos indicios a destacar como el hecho de que Estados Unidos haya retornado a los compromisos del Acuerdo de París, la experiencia de India con las energías renovables y la expectativa por los compromisos que pueda presentar el Reino Unido en la próxima Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, en noviembre de este año.

Durante abril pasado, en India, las emisiones de dióxido de carbono disminuyeron un 40% en comparación con el mismo mes del 2019, lo que significó la mayor baja de emisiones mensual registrada entre todas las economías de gran escala.

Otro de los aspectos que subraya la IEA es que el impacto de la segunda ola de Coronavirus y el subsiguiente retorno al confinamiento en una gran cantidad de países en la demanda de energía fue menor al que se dio durante la primera cuarentena, por lo que muchas de las economías desarrolladas ya recuperaron los niveles habituales de emisión.