Además de la transición en generación energética, el mundo avanza hacia un sistema de distribución eléctrica que permite soluciones en tiempo real y reduce drásticamente los cortes.
Las redes eléctricas inteligentes forman parte del nuevo paradigma que debemos alcanzar para eficientizar los sistemas, contribuir a la mejora continua y al cumplimiento de los objetivos de reducción de emisiones.
La red eléctrica tradicional se caracteriza por ser una estructura jerárquica, dominada por la generación centralizada, con una matriz energética compuesta mayormente por energías fósiles. En este esquema, los clientes tienen poca o nula participación, vinculándose más que nada con el pago de la factura. A su vez, el nivel de automatización en la distribución es muy bajo y tiene poca flexibilidad.
La propuesta que plantean las redes inteligentes, vienen a romper con este esquema, siendo más automatizada y flexible. Si bien seguirán habiendo fuentes fósiles -por lo menos en el corto y mediano plazo- serán en menor medida. Se abre un contexto donde las renovables van ganando lugar y adquieren mayor participación.
Empieza a tener furor el concepto de generación distribuida, donde los usuarios, como las empresas, el sector residencial y comercial, entre otros, pueden ser generadores de energía en distintos niveles de tensión.
[“La generación distribuida puede traer un alivio a la factura de electricidad”]
A su vez, en este esquema la electromovilidad avanza rápidamente y aparecen vehículos eléctricos, dónde permite almacenar energía para usarla cuando se precise o venderla, en caso de tener excedentes.
[El cambio de paradigma en la movilidad]
Los clientes ganan mayor participación y se encuentran más informados y vinculados con la energía. Les permiten obtener información en tiempo real de cuánto se está consumiendo y cuánto generando y la calidad de esa energía, detectando también consumos excesivos u otros problemas existentes por medio de redes monitorizadas y sensores. Es decir, les sirve como una herramienta para el control de sus consumos y les brinda mejor calidad de servicio, donde se pueden identificar consumos elevados en momentos que no deberían y controlarlos mediante una aplicación.
Se habla de la descentralización del poder, ya que no queda concentrado únicamente en las centrales generadoras si no también en cada usuario. Además permiten que haya un control sobre la tecnología por sobre el control del recurso, incrementando la eficiencia energética tanto desde el lado de la oferta como la demanda.
Para el sector comercial también es beneficioso, ya que le permite disminuir pérdidas y costos y obtener un mejor control de la morosidad. A su vez, mejora la oferta de potencia, la calidad de los productos y servicios, eficientiza el mantenimiento de la red y aporta nuevas herramientas ante una tensión en el sistema. Por ejemplo, en vez de aplicar cortes en un pico de consumo, la red puede priorizar qué electrodomésticos dejarán de recibir energía momentáneamente para que los más importantes no se vean afectados. Para el caso de dispositivos a baterías como los autos eléctricos, celulares o computadoras, la red no solamente podría dejar de proveerles electricidad, sino que tendría la posibilidad de abastecerse de la energía ya almacenada en esas baterías.
Oportunidades y desafíos
Las redes inteligentes están pensadas para solucionar problemas, no obstante deben enfrentar otros en el camino. Por ejemplo, estar preparadas a la congestión que pueden presentar los usuarios que funcionan tanto como consumidores como generadores, convirtiéndose en prosumidores, incrementando la demanda de suministro.
Por medio de medidores inteligentes se provee información en tiempo real o cuasi real de lo que está sucediendo y es necesario adaptar los perfiles de consumo a las capacidades de generación reales del momento, implementando nuevas tecnologías y tarifas dinámicas.
La medición de variables eléctricas, sirve para obtener estadísticas, crear políticas energéticas y detectar problemas, entre otros. Para eso, se necesitan enormes volúmenes de datos e incorporar herramientas avanzadas como big data o data mining. Al mismo tiempo, los problemas con la seguridad de la información, hacen necesario desarrollar mejores protocolos y algoritmos de cibernética.
Estado actual
Hoy en día la mayor cantidad de proyectos y los mayores volúmenes de inversión están concentrados en los países más desarrollados, tales como la Unión Europea, América del Norte, China, Australia, entre otros.
En Estados Unidos, si bien cada Estado implementa su normativa, se han visto grandes avances en los sistemas de medición inteligente, dónde han instalado más del 50% de estos medidores como uno de los primeros pasos para el smart grid.
Por otro lado, en la Unión Europea, existe normativa que obliga a tener medidores inteligentes, tales como Suecia o Italia, donde se hicieron procesos de reemplazo completo de medidores tradicionales por medidores inteligentes.
Un caso de éxito internacional fue la empresa eléctrica española, Iberdrola, la cual redujo un 18% la frecuencia de cortes en el 2015 gracias a la instalación de medidores inteligentes, lo que les permitió identificar rápidamente el problema.
No obstante, en Chile, las medidas sobre instalación de medidores inteligentes no fueron tan positivas, ya que el costo de reemplazo de los medidores recayó en los usuarios, incrementando notablemente los costos de las tarifas. Esto provocó tal descontento social, que fue uno de los disparadores de la conocida ola de protestas de fines del 2019 que dieron paso a la reforma de los principales pilares que dejó el pinochetismo sobre la democracia trasandina, como es el caso de las AFP.
En Argentina, existen proyectos pilotos, por ejemplo en Armstrong en el 2012, se instalaron 1000 medidores inteligentes de proveedores y tecnologías diversas en una primera fase. Mientras que, en una segunda fase, se creó una red de generación distribuida basada en fuentes de energías renovables con 500 kW de potencia instalada.
Otros casos de medidores inteligentes instalados fueron en Central San Martín, en Mendoza, donde se instalaron 5000 medidores bidireccionales para clientes mixtos. A su vez, en Centenario, Neuquén, se instalaron 5200 medidores inteligentes y 200 kW de paneles fotovoltaicos. Asímismo, existen otros proyectos pilotos en diversos barrios de Salta, CABA, Tucumán y Paraná.
[El Enargas busca implementar medidores inteligentes que permitan gestionar el consumo]
A su vez, a fines del año pasado, el interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (Enargas), Federico Bernal, afirmó que hoy es prioritaria la instalación en todo el país de medidores inteligentes del consumo de gas. Con esta iniciativa, se busca “que la medición y gestión del uso del recurso pueda efectuarse de forma más precisa y hasta remota, tanto por parte de una empresa como de un usuario o una usuaria”, tal como explicó el funcionario.