Este jueves comienza a operar el buque regasificador de Escobar. En Bahía Blanca, tuvieron que aceptar el precio más alto de los últimos tres años.
De modo de garantizar la provisión de gas para la demanda del invierno que se aproxima en un contexto de paralización de la producción por las protestas en Neuquén, la Secretaría de Energía de la Nación aseguró que el barco regasificador ubicado en Escobar está en operación y este jueves recibirá la primera carga de GNL.
El secretario Darío Martínez dijo que “como estaba previsto, tendremos a disposición una nueva fuente de oferta, que se sumará al gas argentino, al de origen boliviano y al barco regasificador que IEASA ya contrató y, cumpliendo con la planificación, comenzará a operar el 26 de mayo desde Bahía Blanca”.
En medio de una parálisis de ya dos semanas en Vaca Muerta a raíz de los cortes realizados por trabajadores de la salud en Neuquén, el Gobierno se ve obligado a poner en marcha con otra premura la importación de GNL.
Martínez se refirió a lo que está ocurriendo en los accesos a Vaca Muerta: “Esperamos se resuelva prontamente con el diálogo porque viene paralizando los intensos trabajos que las empresas, los trabajadores y las pymes venían realizando, contrarreloj, desde el inicio del Plan Gas.Ar, para llegar al inicio del invierno con la mayor producción de gas argentino posible”.
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En definitiva, el que haya obstáculos al cumplimiento de los objetivos de producción pautados por las empresas en el Plan Gas redunda en una mayor necesidad de recurrir a la importación de GNL. Importación de gas que el mismo armado del plan de estímulo a la producción local buscaba evitar.
A su vez, Martínez dijo que las licitaciones para adquirir el GNL, tanto en el caso del buque de Escobar como para el de Bahía Blanca ya se adjudicaron. En el caso de Bahía Blanca, fueron adjudicado 13 cargamentos a un precio promedio de USD 7,20 el millón de BTU.
Los 24 buques anteriormente adquiridos para Escobar, más precisamente en marzo, lo hicieron a USD 6,50 el millón de BTU. Con esta nueva compra, el Gobierno tuvo que aceptar el precio más alto de los últimos tres años.
De esta manera, Martínez sostuvo que “con estas fuentes propias e importadas de gas a disposición, en funcionamiento y articuladas, este invierno confiamos en superar una serie de obstáculos que se han conjugado”.
Y explica que “a la baja hidraulicidad que nos limita la utilización de las hidroeléctricas para la generación de energía, y que requiere de mayor participación de las centrales térmicas, se sumó el declino de la producción y de la oferta invernal de gas boliviano, el declino que venía demostrando la producción nacional, y el conflicto social en Neuquén”.
